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Soñé con Lhasa.

Soñé con Lhasa.

En el tren de las nubes me dirijo hacia Lhasa, la capital del Tíbet.

Viajo en  la clase más económica, en asiento, rodeado de tíbetanos , mientras en primera clase  solo hay chinos y turistas…

Son 24 horas de viaje por el altiplano, sobrepasando los 5000 metros, entre colinas blancas y pastos de yak.

Han pasado más de 24 horas y finalmente llegamos a la “ciudad prohibida”.La familia  tibetana que venia sentada junto a mi se despiden con pena y me ayudan a sacar mis alforjas.El hijo mayor ,un monje que vive en Daramsala, me da su numero para que le llame cuando llegue a la India.

Me bajo en la estación , un edificio nuevo y moderno que se asemeja a la arquitectura del palacio de Potala , pero como casi toda construcción en china , es puro hormigón y acero.

Desde la última vez que la visité hace 6 años las cosas han cambiado y mucho.

El nuevo tren que la conecta con el resto de China la ha convertido  en un popular destino turístico, y como en el resto de ciudades chinas se ven edificaciones feas de hormigón que crecen como hongos, entre canteras y fabricas.

Centros comerciales, comida rápida y tiendas de electrónica salpican cada rincón de sus calles principales.

Ante el grandioso palacio de Potala, una gran pantalla de televisión muestra anuncios en el edificio del China Post, y tras las revueltas del 2008, la ciudad esta tomada por militares y policías, que hacen guardia en todas las calles.Me recordaba a Jerusalem.

En el centro de la ciudad, lo poco que queda antiguo, esta el mágico templo Jokhang…

…donde miles de tibetanos circunvalan el templo a diario, repitiendo “ohm mani padme hum”, con sus mala (rosarios) en mano.

Algunos se postran ante el templo y hacen reverencias. Muestran su devoción, se arrastran por el suelo y se vuelven a levantar. Así indefinidas veces, ante la mirada  de jóvenes soldados chinos que patrullan la ciudad armados hasta los dientes…

Los turistas armados con cámaras impresionantes, fotografían a los devotos tibetanos como animales de circo…

Muchas veces con falta de respeto.

Grupos de chinos imitan a los  lhasapas y sus rituales religiosos entre carcajadas.

-Ahora te toca a ti!- un chino le dice  su mujer al levantarse del suelo imitando a una familia de tibetanos.

Otro chino, durante largo rato,   a muy poca distancia apunta con un imponente teleobjetivo a la cara de un pequeño, ante la mirada incrédula de sus padres, que aunque parecen incómodos, son incapaces de decirle nada a este molesto intruso.Acaban siendo 5 personas acosando a este pequeño con sus super-camaras que parece mas la banda de un campo de fútbol en partido de Champions que un lugar religioso.

No me he encontrado cómodo haciendo fotos,me daba incluso vergüenza sacar la cámara,y sentirme como esa gente caza instantáneas, sin respetar nada con tal de conseguir una foto.He disfrutado mas dejando a los Lhasapas tranquilos.

A pesar de todo, Lhasa sigue siendo un lugar mágico, con una rica cultura, donde sus mercados siguen siendo tibetanos, con olor a mantequilla de yak  e incienso…

…y algunos de sus templos,siguen siendo  lugares mas religiosos que turisticos…

Música techno tibetana anima las calles, y en algunas tiendas se ven cuadros de Buda junto a retratos de Mao Zedong.

Del Dalai Lama está prohibido, el gobierno chino lo tiene considerado como un peligroso terrorista que amenaza la paz de la gran China.

En el resto de las provincias tibetanas, donde la colonización china es menor,  la mayoría de camiones llevan fotos del Dalai Lama pegadas en la luna frontal.

Su antigua residencia, el palacio de Potala, es un importante lugar de peregrinación, donde monjes y peregrinos circunvalan el edificio…

…y cientos de turistas lo visitan cada día pagando 100 Yuanes (mas de 10 euros), por visitar hoy en día, un enclave que en parte es militar.

El camino hacia un glaciar.

El camino hacia un glaciar.

No había pasado ni una semana en la fea ciudad de Xining y ya echaba de menos  la vida en el altiplano…

…y a los tibetanos…

Dormir bien, comer bien y descansar me había dejado como nuevo, y mientras esperábamos al día 12 a que saliera el tren hacia Lhasa, decidimos, los tres, ir a la montaña de Amnyemaqen, la segunda montaña más sagrada del budismo tibetano, después del colosal Kailas, donde miles de tibetanos circunvalan la montaña en una peregrinación, midiendo la distancia con sus cuerpos.

Marco y Piedad al no estar aclimatados a la altura y a la falta de oxigeno, se dieron media vuelta, pero yo seguí por la cara norte de la montaña por caminos de tierra y piedras con pendientes superiores al 15%…

…y un viento tan fuerte que me era imposible mantener el equilibrio a mis 4 Km/h sobre la bicicleta.

Sabia que en cualquier momento la montaña aparecería tras alguna colina,tímida, pareciendo querer esconderse.

Y así fue, y al fin a lo lejos pude ver un imponente muro blanco levantarse , tras las diminutas colinas que llevaban tapándome todo el día semejante belleza.

Sin avisar desapareció de nuevo , hasta el día siguiente que la volví a ver pero esta vez mucho mas cerca.

Siguiendo el río de color grisáceo que baja del glaciar tenía siempre a mi derecha las blancas paredes  del sistema montañoso al que pertenece Amnyemaqen.

Entretenido con los miles de roedores que se escondían al verme pasar, y con los muchos ríos de agua helada que tenía que pasar empujando la bicicleta, pasaron casi 6 horas y tan solo había recorrido 25 Km.

Todavía no veía el punto más alto del camino pero el glaciar lo podía ver ya desde arriba…

El frío había helado la bicicleta y las marchas funcionaban a duras penas, por lo que los últimos kilómetros me fue imposible hacerlos pedaleando.Me puse  a empujar hasta que finalmente apareció un mar de banderas de plegarias tibetanas con mantras ,llevados por el viento para difundir la buena voluntad.Creencias.

Ya había llegado al punto mas alto del camino a 4600 m, cercano a la morrena del glaciar.Las vistas de la montaña eran fantásticas, y el ruido del viento sobre las banderas me hacía sentir la naturaleza en su estado más puro…

Allí arriba hacía un frío insoportable y un viento huracanado, pero con esas vistas dónde mejor para montar mi humilde chalet…

Mirando a la cara norte de Amnyemaqen, mientras el sol se ponía por el oeste iluminando tímidamente de color naranja la montaña, monté mi tienda entre tanta bandera,tropezándome varias veces con aquellas banderas que en el suelo no consiguen volar con el viento.

De tanto frío dolía estar fuera de la tienda. Ya dentro del saco y tapado con una manta del ejército chino, que días antes había comprado en Xining.

Al anochecer, la luna por el este iluminaba las montañas. No pude resistirme y salí a contemplar el paisaje bajo  un cielo limpio y estrellado…

Entrada bien la noche el ruido ensordecedor del viento contra las banderas cesó, dejando el ruido del silencio como mi único compañero…

A las 6 de la mañana sonó mi despertador, y no era para ir a trabajar, sino para subir al glaciar y desde allí ver el amanecer.

Tenía mucha sed pero el agua estaba helada y no pude beber.

Me cubrí con toda la ropa que tenía, encendí la linterna y me dirigí hacia el glaciar, bajando por la morrena entre grandes piedras e intentando mantener el equilibrio.

Poco a poco la luz de la mañana sustituyó a la de la linterna, y a lo lejos, iluminando el valle que había subido el día anterior,  el sol apareció levemente entre unas pocas nubes iluminando la cima de la montaña…

Me rebocé con la nieve como si fuera una croqueta, y disfruté de la inmensidad de la naturaleza.

Tan solo estaba rodeado de agua helada, aire seco y frío, y el dulce ruido del canto de unos pocos pájaros…

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Me gustaría pediros un favor , que os llevara unos minutos y a mi me puede ser de grandísima ayuda.Con mis precarias vestimentas he sufrido un frío invernal , y eso que estamos en septiembre , pero ahora hasta enero lo pasare en el Himalaya, con temperaturas extremas.He participado en un concurso que finaliza el 30 de septiembre y que el premio es de 500 euros en material de montaña.Solo tenéis que registraros y votar la propuesta 9, “A golpe de pedal por Asia” en el siguiente enlace.Es un poco coñazo,pero os lo agradeceré infinitamente.

http://www.outletaventura.com/Concurso-Aventura-Seleccionados

Días de frío y soledad.

Días de frío y soledad.

De un día para otro el sol dejó de calentar. A pesar de ser medio día y  estar el sol en lo mas alto del cielo, era imposible quitarse los guantes y la cazadora, ya que un frío glaciar se había quedado después de las ultimas tormentas.
Estaba recorriendo las zonas tibetanas mas remotas del noroeste de Sichuan, tierra de nómadas y perros agresivos que saltaban sobre  mi y la bicicleta en cuanto me despistaba un poco, y la única solución para mantenerlos alejados era ir cargado con piedras y en cuanto algún perro se acercaba rabioso con ganas de guerra, esperaba a tenerles a una distancia adecuada para lanzarles lo mas fuerte posible una piedra, y aunque fallara, que fue en raras ocasiones, salían corriendo  llorando con las orejas bajas y el rabo entre las piernas. A pesar de esto, en una ocasión, a punto estuvo uno de llevarse mi pierna, aunque una de mis alforjas no salio tan bien parada y hoy luce la marca de la dentadura de un perro agresivo. Ahora ya no es tan impermeable como antes.
El camino era mas suave y fácil, pero las rectas se me hacían interminables y es una de las pocas veces en las que he sentido soledad. Son muchas semanas pedaleando fuera de la civilización, sin encontrarme con nadie, falto de conversación, y mentalmente empezaba a estar mas agotado que físicamente.
Todavía me quedaban casi 1000 kilómetros para llegar a Xining, donde tenía que renovar mi visado para China e intentar tramitar permisos para entrar a la Región Autónoma del Tibet, y si fuera posible, conseguir los permisos necesarios para poder cruzar el Himalaya hasta Nepal en bicicleta. Es mi último mes en China, y ya hay que pensar en el siguiente destino. Un cambio me vendrá bien para seguir manteniéndome igual de ilusionado y volver a cargar las pilas.
Pero todavía me quedaba llegar a Xining, me encontraba muy lejos y el camino se me hacia eterno. Además tenia el tiempo justo antes de que se me acabara el visado, el calor no me acompañaba y el viento tampoco.

La carretera era mas monótona, y el frío glaciar no me dejaba dormir por las noches, en las que me mantenía despierto intentando darme calor en los pies dentro de el saco, contando las horas que quedaban hasta el amanecer, con la esperanza de que el sol me diera un poco de calor, y en las noches mas extremas, buscaba una casa de nómadas y un buen fuego donde refugiarme.
Por las mañanas el suelo se volvía blanco con una enorme capa de hielo…

…y el viento era tan seco y frío que parecía cortar la piel.

La bicicleta parecía pesar más, y me costaba sacar fuerzas para seguir. Estaba agotado físicamente y mentalmente. Echaba de menos a mi familia y amigos. Su compania me parecía tan lejana que me era difícil imaginármela.

En el fondo sabia que era algo temporal, que me hacia falta descansar y que días mejores llegarían.

Seguía en el altiplano en tierras elevadas a mas de 4000 metros sobre el nivel del mar, y las nubes estaban tan cerca del suelo que parecía posible tocarlas…

En estas tierras tan solo hay pasto para los yaks, y como combustible usan las boñigas secas de estos animales, que arden constantemente dentro de las tiendas, calentando el té de manteca, o fermentando la leche para hacer un rico yogur.
Durante semanas mi dieta se limitaba a Tsampa y yogur, y ya deseaba llegar a Xining para poder comer un buen plato de arroz con algo de vegetales, algo inexistente en estas tierras tibetanas.
La gente, como siempre, hospitalaria y amable, que a pesar de existir una enorme barrera cultural y de lenguaje entre nosotros, se esforzaban por ayudarme y entenderse conmigo…

…algo que los chinos deberían aprender de sus vecinos tibetanos.

A tan solo 300Km de Xining los días que me quedaban legalmente en China eran tan pocos que decidí parar, y buscar a algún camión en los que recorrer los últimos kilómetros. En vez de 3 días tarde 4 horas, cómodamente sentado en un asiento, escuchando música tibetana a todo volumen bajo la atenta mirada del Dalai Lama en una foto, y yo rezando en cada curva para que no apareciera otro camión a la misma velocidad que nosotros. Esta vez el ruido de la bocina lo escuchaba desde dentro de la cabina, y no desde el arcén de la carretera sobre la bicicleta.

Hoy, desde Xining, entre una densa nube de contaminación, marca típica de ciudad china, ya con el visado renovado, me vuelvo a las montañas hasta el día 12, donde tendré que volver para coger un tren hasta a Lhasa, ya con los permisos tramitados y las estúpidas exigencias del régimen chino, pero lo he conseguido, y el Himalaya lo voy a cruzar en bicicleta.
Esta vez va a ser diferente, ya que no viajere solo, sino con Marco y Piedad, una pareja española que viaja en bici desde Mongolia hasta Nepal en un proyecto  para recaudar fondos para una escuela, y que afortunadamente nos hemos encontrado en esta ciudad (www.viajamundeando.com)

Les conozco desde hace unos días y es como si les conociera de toda la vida.

Los tres, vamos a tener la suerte de cruzar el Himalaya en bicicleta, a traves del camino que se llama: “La Ruta de la Amistad”;  siendo amistad algo que el régimen chino parece desconocer.

De izquierda a derecha: Yo, Piedad y Marco (con su camiseta de los domingos)

Acariciando las nubes.Parte II.

Acariciando las nubes.Parte II.

Después de tanto bajar y subir valles, y romperme las piernas con tanta subida, casi sin darme cuenta me encontré en un altiplano…

…y lo único malo fue tener el viento en contra casi todo el día, aunque al atardecer el viento parecía amainar y podía disfrutar de un merecido descanso al acabar el día…

Atardeceres los ví todos, pero al amanecer prefería quedarme dentro de mi saco de dormir esperando a que llegaran las horas en las que más calentaba  el sol.

En los altiplanos tan solo habitan nómadas, y en sus prados pastan sus rebaños…

…que usan como medio de transporte, o que luego nos dan de comer…

Antes de llegar a Manigango me quedaba bajar al valle del río Yangtze…

…por un terrible camino de piedras aunque con preciosas aldeas tibetanas…

…y al final sólo queda superar el puerto Tro La, de 5050m …

…con una carretera tan precaria, pidiendo a Buda en cada curva que no aparezca ningun conductor psicópata, que tanto abunda por estas tierras…

Ya sólo tocaba bajar, disfrutar de las vistas de la montaña Chola de 6128m…

y mi primera ducha en más de 10 días!!!

Acariciando las nubes.Parte I.

Acariciando las nubes.Parte I.

Después de hacer oidos sordos a la policia en Litang , y de pasar varios dias descansando y recuperándome, tocaba continuar hacia el norte, con mas ilusión que nunca ya que poco a poco me iba a ir adentrando mas en el Tíbet.
Por fin la norma era que hicera sol, a más de 4000 metros se agradece  mucho, y con días tan soleados los colores eran más vivos, y más en esta época cuando las flores inundan los prados…

…y los colores de los atardeceres convierten los paisajes en algo mágico…

Las colinas parecían de terciopelo…

…y mirase a donde mirase, la naturaleza siempre me recompensaba …

Decidí tomar una carretera que no salía ni en mi mapa, y que para llegar a mi destino, Manigango , tendria que recorrer 400 kilometros por caminos de tierra, pasando días enteros sin ver un solo pueblo, teniendo que parar a comer y a descansar  en algunos de los monasterios que encontraba por el camino, con la gran hospitalidad de sus monjes, lamas, que me ofrecían todo aquello que podían …

Tuve la suerte de encontrarme con varios lamas que huyeron a la India durante la invasión china en 1950, y gracias a ello pudimos comunicarnos en hindú, el cual me manejo mucho mejor que en tibetano.

Me explicaron las babaridades que el ejército rojo cometió contra la cultura y el pueblo tibetano, y me mostraban orgullosos fotos del Dalai Lama, su líder religioso que todavía se encuentra exiliado en la India.

Mostraban su asombro cuando les explicaba mi viaje en bicicleta…

..y sobre todo se extrañaban al verme viajar solo,  ya que estar solo es algo mal visto en su sociedad, además de verlo como algo peligroso.

Mi camino continuaba por caminos de tierra a mas de 4500 metros de altura, y  mi GPS me indicaba que me encontraría con una carretera asfaltada en unos pocos kilómetros. Al llegar a este cruce, que seguía siendo camino de tierra pero con algunas partes asfaltadas, miro a mi derecha y veo como un camino sube acariciando la cima de una montaña…

…algo demasiado tentador, así que decidí subir este puerto, aunque no estuviera camino de mi destino, y a pesar de tardar tres horas en recorrer poco más de quince Km. hasta llegar a su punto más alto,  el paisaje del que pude disfrutar compensó todo el esfuerzo…

…pero antes tuve que pasar por esto…

Hospitalidad tibetana

Hospitalidad tibetana

Tan sólo llevo una semana pedaleando por la meseta tibetana y la relación que he tenido con los tibetanos ha sido tan profunda como humana.

Si me veían montar la tienda se acercaban curiosos y luego me traían leche de yak, comida o cualquier otra cosa que ellos pensaran que me podría se útil.

En las noches de tormenta me han acogido en sus humildes hogares, y hablando de estás familias nómadas, el hogar se refiere a un techo de plástico, un fogón en medio, y una alfombra de piel de yak que protege del frío a la hora de dormir…

Al tercer día, el calabobos que me estaba amargando el día, se había convertido en una tormenta, y mientras subía el  puerto me fue imposible encontrar un lugar donde acampar; con fastidio comprobé que el único espacio llano estaba pegado al arroyo, son esos lugares que en la vida se me ocurrirían utilizar para plantar la tienda.

Toca seguir subiendo y al final aparezco en un collado desde donde puedo divisar que no muy lejos  hay una cabaña con una chimenea  de la que sale humo…allá me voy. .  a buscar refugio.

Son pastores que se dedican a la trashumancia y están en los pastos de verano y llevan a sus yaks de un lado para otro…

Me acerco bajo una fuerte lluvia y grito el saludo tibetano:

-Dashi delek!

Se asoma por la puerta un niño pequeño que me hace señas para que me acerque. Me invita a pasar y con gestos me indica que desmonte las alforjas para meterlas en la cabaña y bajo la lluvia sale a ayudarme.

Tan solo conseguí averiguar su edad, 5 años, pero parecía un hombre adulto en un cuerpo de niño…

Su padre no estaba, había salido a vender al pueblo más cercano, y su madre ordeñaba a los yaks,y mientras él se encargaba de cortar leña…

…y mantener la tetera caliente, es lo habitual en el Tíbet, con su té de manteca de yak.

La madre, una mujer tímida y poco habladora,estaba  ocupada preparando la leche para hacer queso.Tenia grandes rasgos tibetanos y aunque sonreía poco, era muy fácil arrancarle una leve sonrisa…

Al anochecer, llegó el padre, un hombre alegre y amable que no paraba de ofrecerme cosas. Té, momo (buñuelo tibetano hecho con masa de harina blanca), queso y todo aquello que pudiera.

Dormimos todos sobre el suelo encima de una piel de yak, pero no sin antes regalarme una buena pieza de queso de yak.

Al levantarme el padre y la madre ya habían salido para cumplir con sus trabajos y sólo quedaba el pequeño, que se encargaba  de la tareas de la cabaña.

Me dio mucha pena despedirme de él. Salió hasta el medio del camino para decirme adiós. Permaneció allí quieto agitando sus manos hasta que me vio desparecer a los lejos.

Ya estoy, otra vez, bajo la maldita lluvia, y hoy me espera el paso Kuluku , de 4708 metros.

Cuando los sueños se hacen realidad

Cuando los sueños se hacen realidad

Siempre fue mi sueño alcanzar la meseta tibetana en bicicleta, y en parte mi viaje por Asia estaba condicionado a ello.

He de reconocer que en estos meses pasados, siempre me imaginaba el día que alcanzaría la meseta tibetana , y por fin , uno de mis sueños se ha hecho realidad.

Encontrarse entre tan grandes espacios, rodeados de imponentes montañas y sabiendo que desde el espacio no soy mas que un pequeño punto sobre esa masa elevada a miles de metros sobre el nivel del mar, empujado hacia el cielo por la placa del subcontinente indio.

Va mucho mas allá de la geografía, pues el techo del mundo ha mantenido y sigue manteniendo bastante intacta la cultura tibetana.

El paisaje de ensuenio empieza al dejar la carretera principal, desde la garganta del salto del tigre a Shangri-la…

…pero a diferencia de muchos sueños , no todo ha sido ni fácil ni bonito, y seguramente ese sufrimiento al coronar puertos de mas de 4700 metros de altura, bajo una tormenta de nieve azotándome en la cara…

…y calado hasta los huesos , han hecho de este reto algo todavía mas inolvidable.Hasta los yaks parecían pasar frío.

A medida que iba superando puertos y pasando sistemas montañosos, el paisaje iba cambiando de bosques frondosos…

…a mares de piedras…

El verde seguía en el paisaje pero la vegetación iba desapareciendo poco a poco…

A lo lejos he podido ver pueblos tibetanos en las laderas de las montañas, y escalofríos me daba ver el camino que llevaba hacia ellos…

La carretera tenía poco tráfico,casi inexistente,aunque fue la única vez que disfruté al estar en un atasco…

…lo bueno es que no tenía prisa en llegar a ningún lado , pues mi destino no era mas que estar ahí.

Tras 7 días acampando o durmiendo en cabañas de familias nómadas,sin ducharme, ni verme la cara, llegue a Litang …

…un pueblo tibetano con fuerte sentimiento hacia su cultura…

…donde nada mas llegar fui invitado por la policía a abandonar el pueblo al día siguiente,al igual que a todos los extranjeros.Algo se traen entre manos.

Aunque Litang también me regaló algo que echaba mucho de menos.Ver la luz  de una puesta de sol…

En esta gráfica muestro la elevación de la carretera ,o camino,que me ha traído desde Shangri-la hasta Litang…

Quiero agradecer a Giulio , un italiano que al verme subir un puerto de 4700 metros bajo la lluvia y un fuerte viento ,con camisetas atadas en mis manos para protegerme del viento y del frío , me regaló unos guantes que de verdad me han dado la vida.Unos guantes Invicta , por supuesto!

Garganta del salto del tigre

Garganta del salto del tigre

Me ha costado pero finalmente lo he conseguido.Disfrutar de un paisaje mas o menos virgen , sin fabricas ni camiones, ni construcciones, es muy difícil de encontrar en estas provincias de China.Estas tres semanas pedaleando por China,en la provincia de Yunnan las carreteras han sido feas, paisajes feos con postes eléctricos cada 100 metros allí donde mires, pilares de puentes en construcción,etc.Lo que en Vietnam eran las motos, aquí en China son los camiones.

Pero finalmente, lo que puede ser el comienzo del Himalaya , en el sistema montañoso que continua hacia la meseta tibetana,el río Yangtze se abre hueco entre 2 grandes montañas creando uno de los valles mas profundos del mundo , una pared vertical de casi 4000 metros desde el río hasta las cimas nevadas.En “La garganta del salto del tigre”, según cuenta la leyenda, un tigre huyendo de un cazador salto el río ayudado por una roca.

A pesar de que ya estuve aquí hace 6 años,el lugar sigue siendo increíble , aunque haya cambiado bastante.Ahora una carretera recorre el valle por su parte inferior!!!

Lo bueno es que el camino que recorre el valle por su parte superior queda lejos de la carretera y el ruido de los camiones, pero los postes de electricidad seguían allí donde mirases.Vistas increíbles enmarcadas por cables de electricidad.Si quiero disfrutar en China ,tendré de conformarme.

Top 10 del Sudeste asiático.

Top 10 del Sudeste asiático.

Ahora que he dejado el  sudeste asiático, después de 9 meses y 12.000 kilómetros recorridos, me acuerdo de todos los lugares con mucho cariño. Cada país ha sido completamente diferente e increíble a la vez. Estos días mientras pedaleaba por las duras carreteras chinas, me preguntaba cuales habían sido los lugares que más me habían atraído. Difícil elección, pero al final he sacado una lista de aquellos lugares que mas me han cautivado. No solo por lo que contemplé, sino también por otros muchos motivos.

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1) Volcán de Bromo. Además de haber sido mi primer destino, fue también la primera ocasión, en este largo viaje, que tuve que echar el resto. Este primer forcejeo me llevó a empujar la bici  dos días enteros por pendientes de más del 10%.Tanto esfuerzo me fue recompensado con lo que considero uno de los lugares mas bonitos del planeta.

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2) Después de levantarme con las primeras luces del alba comprobé que el día era nuboso lo que me provocó cierto desasosiego; pero a medida que el sol iba subiendo vi aparecer entre las nubes  los lagos volcánicos de Kelimutu en la isla de Flores, fue la recompensa perfecta a una dura ascensión nocturna de  15Km. entre la niebla.

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3) En el sur de Laos, la temperatura y humedad eran horribles, pero allí me encontré un pequeño paraíso con una temperatura fresca e increíbles cascadas: la meseta  de Bulaven.

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4) Imaginaros un lago de agua cristalina en un cráter volcánico tan grande que dentro de él entra una isla de 20Km de ancho y 50Km de largo, pues multiplicarlo por mucho y eso es el Lago Toba, en la isla de Sumatra.

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5) Escondido entre acantilados de piedra caliza y arrinconada por el mar de las Andaman se encuentra Ton Sai, donde los gibones te despiertan por la mañana con sus cantos. Además hay cientos de vías para escalar.

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6) Si no fuera por la gran cantidad de turistas que lo abarrotan, los templos de Angkor hubieran sido los ganadores del Top 10.

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7) Al recorrer las carreteras del noroeste de Vietnam, volví a tener contacto con las montañas, algo que no ocurría desde varios meses atrás. Una carretera con apenas 3 metros de ancho, sin tráfico y con unas vistas tan espléndidas que hizo que me llevara más de un susto por poner más atención al paisaje que a los socavones del camino  mientras iba encima de la bicicleta.

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8 ) Aunque no sea un gran entusiasta del agua salada, ni de la humedad de la costa, las islas Toggean, en la isla de Sulawesi, fueron algo parecido a lo que considero el paraíso.

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9) Después de subir 40 Km. y dejar atrás el clima caluroso y húmedo del ecuador, me encontré con el lago Posso, de aguas cristalinas y rodeadas por el bosque tropical. Lugar de turismo tradicional para los indonesios, pero debido al conflicto que existe entre cristianos y musulmanes ha ahuyentado al turismo de esta provincia en la isla de Sulawesi. Disfruté de este lago de agua tan cristalina y limpia que me dieron ganas de bebérmela.

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10) El lago sulfuroso en el volcán Kawa Ijen podría ser el escenario de una película de ciencia ficción. El paisaje tan surrealista y el olor a azufre hicieron viajar a mi imaginación.