Casi sin darnos cuenta…
Una de las mejores cosas que te ofrece viajar en bicicleta es la velocidad a la que percibes los cambios.
Cambios tan leves que con la suma de los días se convierten en cambios drásticos, y casi sin darte cuenta te encuentras en un mundo completamente diferente.
Se suma el esfuerzo para llegar a los sitios.
Los sentidos en su máximo esplendor.
El olor a tierra mojada, el fresco del viento que precede una tormenta, el ritmo de la música de la lluvia sobre las hojas, el sudor sobre tu cara, la suciedad que tapa tu piel,la lluvia que te limpia, el hambre después de una larga jornada, la sed ,el saludo de la gente o los niños corriendo asustados al verte llegar.Todo, a la velocidad perfecta.
Con el clima cambia la gente: Sus costumbres, la alimentación, el estado de ánimo.
A medida que nos dirigíamos al sur, casi en línea recta hacia el ecuador, el color ocre del sahel es sustituido por el verde chillón de las hierbas que bajo los árboles florecen con las primeras lluvias…
El cambio no había llegado por nuestra proximidad al ecuador, sino por las primeras lluvias que en esta parte del mundo crea dos mundos diferentes en un mismo año.
El sahel no ve lluvias la mayor parte del año, pero después de los meses más cálidos, cuando a medio día parece que hay que agacharse para no darte en la cabeza con el sol, las nubes cargadas de lluvia ascienden del sur, trayendo consigo enormes nubes que en el horizonte aparecen como un enorme muro de color grisáceo y negro temeroso…
Y una vez encima, comienza el espectáculo. Vientos fuertes, rayos, y por fin una tromba de agua que enfría el suelo, mientras nos da un respiro del infernal calor de los trópicos.
Florece la vida.Los insectos se multiplican y el roar de las ranas se escuchan por todos lados.
Nos invaden los mosquitos.Bienvenida la malaria.
Donde antes solo había una escasa y triste vegetación,en forma de arbustos sin hojas, en pocos días la vida vuelve al igual que hace un año atrás, cargada de vida y de color.
Los árboles florecen, la hierba crece por horas, y el color ocre del suelo se convierte en un color anaranjado…
Los caminos antes de arena y polvo se convierten en un barrizal intransitable…
…cuand meses atrás no dejábamos de tragar el fino polvo de los secos caminos del sahel…
Pero por fín lo habíamos dejado atrás al igual que la época seca, y entramos en la zona más cercana del ecuador en la temporada de lluvias.
Mundos opuestos.Mundos antagónicos.
8 thoughts on “Casi sin darnos cuenta…”
Hola Javi??… me dijeron que estas mejor…
Fotos marvillosas, y esa rosa que aparece entre el verde??
Cuidate, cuidaros los dos. os quiero
Grandes!! seguid inspirándonos con vuestras historias chicos!
Que bueno el post compadre! Me alegro de que te hayas recuperado y que el verde haya vuelto a rodearos. Cuidaros mucho y seguir disfrutando!
el agua que brinda la.vida!q bien q volvais al ruedo!
Como siempre inspirador… que ganas de irme en bici.
Que mucho amor se lee en estos posts. Salud para ustedes y buen viaje.
Qué experiencia, qué ritmo tan diferente al de las grandes ciudades en dónde vamos corriendo de un lado para otro y sin saber por qué corremos tanto.
Gracias por éste blog y mucha suerte.
Un Fuerte Abrazo querido amigo 🙂 .
Muchas gracias de nuevo Joaquín. Una alegría recibir tus comentarios! un abrazo!