¡¡Rayos y centellas!!
Íbamos por un tranquilo sendero bordeando el río Volta, frontera entre Ghana, Costa de Marfil y Burkina Fasso.
La verde vegetación escondía el estrecho camino, que a veces desaparecía bajo charcos y hierba alta…
Al atardecer se podía escuchar el ruido de los hipopótamos y el sonido de algún que otro trueno muy lejano en el aire.
El cielo todavía despejado nos dejaba frente al temible y ardiente sol tropical.
Fue al atardecer cuando decidimos montar la tienda en una estructura bajo un árbol en el comienzo de la selva.
Mucho calor y mucha humedad nada mas ponerse el sol y fue ahí cuando pudimos ver de nuevo las estrellas…
Dentro de la tienda, con la espalda empapada en sudor,caímos dormidos y tardamos poco en levantarnos con las primeras gotas y los rayos que ya no solo se veían, sino se oían retumbar sobre nuestras cabezas.
¿Que hacemos?
Comenzamos a contar los segundos entre el rayo y el estruendo, y de repente empezó a caer una tromba de agua sobre la tienda mientras el viento nos agitaba de un lado a otro.
Todavía, los rayos se oían bastante lejos, y casi sin darnos cuenta con cada rayo se iluminaba nuestro pequeño habitáculo.
Los rayos cada vez caían más cerca y la lluvia con más fuerza.
Decidimos salir de la tienda y buscar un lugar más seguro , en la densa selva, bajo las enormes gotas de la lluvia que veíamos en mitad de la noche con cada rayo, que era como si de repente alguien diera a un interruptor y encendiera la luz.
Nos alejamos de los árboles más altos y con la linterna intentábamos no toparnos con alguna serpiente que surgiera del embarrado suelo.
La tormenta parecía estar sobre nosotros y las explosiones se escuchaban simultáneamente con el rayo, haciendo temblar el suelo, mientras nosotros de cuclillas, rodeados de vegetación protegiéndonos de la fuerte lluvia, nos apretábamos las manos al igual que los dientes deseando que el siguiente rayo cayera lejos.
¡Miedo, mucho miedo!
Estábamos calados hasta los huesos, y mientras la lluvia parecía amainar, la niebla nos seguía iluminando con cada rayo , aunque la tormenta se escuchara ya desde el otro lado del río, en costa de Marfil o Burkina Fasso, a unos pocos cientos de metros de nosotros.
Al día siguiente el verde paisaje era iluminado por los rayos del sol que se colaban entre las nubes…
Y desde esa noche nada sería lo mismo. A la hora de acampar no nos meteríamos en la tienda hasta asegurarnos que la tormenta no se dirigiría hacia nosotros…
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5 thoughts on “¡¡Rayos y centellas!!”
Impresionante y realmente aterrador
Javi, cuidaros mucho. Que se pasen rápido la malaria, las fiebres tifoideas y lo que caiga, y que sigáis disfrutando del viaje como sabéis hacerlo. Este viernes desembarcaré en labuan bajo y en unos días Kelimutu, no pude no acordarme de ti. Un abrazo fuerte
Bueno. Ya estáis inmersos en el África subsahariana, donde las selvas y los bichos (y tormentas) serán cosa diaria…… pero todo son experiencias.
Suerte!!.
no sé como llegué a tu blog… escribes tan lindo… y fotografías tan bello… (o por lo menos lo que seleccionas). llevo varios días leyendo tus viajes. ahora acabo de leer de tus montañas en el tibet. respiras naturaleza por cada una de tus palabras… y reflejas muy bien como se van construyendo y modificando las reglas para organizar a la población. GRACIAS por sacar tiempo para compartir!!!
Gracias a vosotros por acompañarnos en este viaje!