En busca del rio Whakan

En busca del rio Whakan

Después de abandonar Murghab continuamos nuestro camino hacia Khorog.
La temperatura era un poco más agradable. Ahora acampábamos a tan solo -20ºC, lo que nos permitía disfrutar de las noches estrelladas…

Los valles por los que transcurre la carretera me traían recuerdos de otros lugares. Un “déjà vu” de sensaciones, especialmente al ver los colores…

Estamos en una zona desértica donde las precipitaciones son escasas, excepto en las zonas donde el agua mana directamente de la tierra…

Aquí la carretera no se cierra por la acumulación de nieve, son las temperaturas gélidas de los meses fríos de invierno, que llegan a alcanzar los -60ºC, los que hacen que estos caminos no sean transitables.
Recuerdo  antes de emprender este viaje,hace ya mas de dos años  ver en las noticias en aquel  invierno de 2010 ,como fue uno de los mas duros por sus extremas temperaturas, y por grandes tormentas de nieve.Queda para el recuerdo de los habitantes de esta inhóspita y casi virgen región.
Muy bien lo recordaba un pastor que nos ofreció refugio en su casa una de las frías noches.
Cuando le preguntamos por aquel invierno, nos respondió con cara de resignación: – Fue muy duro. Normalmente no suele haber más de 10 cm de nieve, pero aquel invierno fue diferente. Se murieron 50 de mis yaks por culpa del frio-.
La tormenta  bloqueó la carretera durante varias semanas y le fue imposible vender la carne de esos animales en los pueblos más cercanos. Una gran perdida para una familia tan humilde.
Después de pasar esa noche bajo techo, y en muy buena compañía, seguimos dirección oeste por la carretera de los pamires. La hospitalidad de la gente de esta región sobrepasa a cualquiera de mis experiencias anteriores.
Será seguramente eso, que hace que le de mayor encanto a esta región. Y eso es mucho decir.
De nuevo en el camino que nos lleva hacia el oeste nos encontramos con dos opciones para llegar a Khorog. La carretera de los pamires es la opción más fácil,y la unica con asfalto, o una carretera secundaria,por llamarlo de alguna manera,que después de atravesar un puerto de montaña nos llevaría hacia el sur  del Alto Badajshán, y que nos dejará en un corredor por el que discurre el río Wakhan que da nombre al valle y que hace de frontera natural con Afganistán.
La primera opción nos llevaría muchos menos días ya que entre otras cosas esta asfaltada. La segunda, según nos habían dicho, las condiciones serían terribles y mucho más duras.
Elegimos la opción mas dura,a mas remota y sin duda la mas bella.

Aquí nos despedimos de Aitor y Laura que seguirían por la principal.Fue una bonita experiencia compartir con esta gran pareja casi dos semanas de viaje.
Dejamos el confort del asfalto y nos adentramos de nuevo en un mundo sin transformar por el ser humano…

El primer puerto con sus enormes pendientes nos llevo todo el día coronarlo. Las bicicletas se quedaban atascadas en la arena…

 

…cruzamos por ríos helados…

…y al coronar la cima, a casi 4400 metros, nos encontramos con la gran cordillera del Pamir afgano, una bella cordillera con cimas onduladas cubiertas de nieve,  que llevábamos un buen rato viendo detrás de unas colinas que nos tapaban las vistas…

 

Arriba nos encontramos con dos lagos completamente helados y un pesebre abandonado no muy lejos de la orilla. Quedaba menos de una hora de luz y no podíamos dejar pasar la oportunidad de disfrutar de este hospedaje gratuito, así que decidimos plantar la tienda en su interior. Era primordial tener un lugar para protegerse del frío antes de que se pusiese el sol y que las temperaturas bajasen aun más.
Esa noche, el termómetro antes del amanecer marcaba casi los -40ºC.
Fue un día triste. Pensábamos que esa noche sería la ultima en altura que nos daba una última oportunidad de deleitarnos con esos paisajes majestuosos que nos llenaban de sensaciones inexplicables.

Antes de meternos en la tienda, las vistas ante nosotros nos arrancaban una sonrisa y nos hacía mas difícil el retirarnos a nuestra tienda de campaña…

Una vez montada la tienda dentro del establo y después de cocinar, nos metimos directamente en los sacos.
– ¿Escuchas eso?, le pregunto a Natalia.
Escuchamos un ruido acompañado de vibraciones. Sentíamos que no era muy lejos, lo que nos hizo pensar que cerca pasaba algún coche, pero por allí no pasó nadie y la única forma de vida que hay por allí somos nosotros dos.
El suelo seguía vibrando, y no sabíamos de donde podía venir.
Por la mañana, me fui a hacer unas fotos de los lagos helados y entonces me di cuenta de donde venían el ruido y lo que provocaba las vibraciones.

Una gruesa capa de hielo cubría el lago, pero debajo de la gruesa capa de hielo el agua seguía agitándose y formaba olas que chocaban con la capa de hielo que las encerraba y provocaban un fuerte sonido parecido al de un tambor acompañado con vibraciones. A un par de kilómetros de donde habíamos dormido hacía retumbar el suelo.
Y con pena llegaba el momento de despedirse de las alturas. Teníamos que bajar el puerto, y a medida que bajábamos por fin veíamos como se formaban pequeños regueros y arroyos que llevaban agua.El agua ya no estaba helada y daba vida al paisaje.
Por un camino muy vertical, de arena y piedras, descendimos hasta encontrarnos con el río Pamir, y al otro lado de ese río, todavía estrecho, estaba Afganistán.
A unos pocos cientos de metros, en el lado afgano, vimos una caravana de camellos…

La otra orilla pertenece a Afganistán, pero su visita queda para otra ocasión. A unos pocos metros está un sueño, yo ya lo he acariciado en un par de ocasiones y me quedo con la sensación indefinible que me produce el pensar que no podremos disfrutar del código de hospitalidad pastún; pero esto es por lo de ahora.
Tocaba bajar por el valle del río, que descendía con sus aguas remansadas.

Un subir y bajar constante, grandes repechos alfombrados con una arena tan fina que las ruedas se clavaban en ella y nos machacaban las piernas.

La erosión del río formó un angosto cañón…

…que a cada metro nos alejaba  más de la carretera. Nosotros seguimos subiendo pero el río bajaba sin parar…

Al otro lado, el Pamir parecía más majestuoso que nunca por la impresión que da ver la pared casi en vertical de la montaña bajar desde la cima hasta el río, casi 4000 metros más abajo…

Estábamos cansados ya que llevábamos mas de dos semanas pedaleando y sólo habíamos descansado un día, pero aquellas vistas nos hacían disfrutar. Parar a descansar y apreciar el paisaje era como un sueño.

El segundo día por aquel camino, mientras empujábamos las bicis por una pendiente, y tres días sin ver un solo coche, vimos aparecer un SEAT blanco.
Se paran junto a nosotros y de él baja nuestro amigo Stefano, al que venimos encontrando desde China y por el mismo camino él se dirigía a Afganistán.
Un par de horas más tarde, nos esperaban con la comida hecha.
Tenían preparado un exquisito plato con cerdo que acompañamos con vodka.
– ¡Tenemos que comerlo antes de cruzar a Afganistán!, nos dice Stefano sonriendo
Y comimos ese delicioso plato a la vez que disfrutamos de una vista espléndida…


Después tocó descender más de 1000 metros de desnivel para encontrarnos con el valle que forma el río Wakhan que viene de Afganistán, y que a partir de ahí, será ese río el que marque la frontera. Detrás pudimos divisar la cordillera del Hindu Kush,en Pakistán. Estamos en el extremo más occidental de los  Pamires,y detrás de ellos se esconde la cordillera del Hindu Kush, el comienzo del Himalaya. Aquí será la última vez que divise el Himalaya en este viaje…

Dejamos atrás el invierno y nos encontramos con pequeños pueblos que nos dan la bienvenida con el otoño…

…valles abiertos…

…y volvemos a pasar por lugares habitados, donde la gente nos saluda a nuestro paso…

…y después de compartir tiempo junto a ellos, nos cautivan con verdaderas muestras de humanidad…

Sus gentes hacen gala de una hospitalidad extraordinaria y nos invitan constantemente a tomar té en sus casas. Aquí tomar té significa que te van a sacar todo tipo de dulces para que se te abra el estómago antes de sacar algún plato enorme de comida…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

12 thoughts on “En busca del rio Whakan

  1. que bonito, lo que escribes, y como lo cuentas, las fotos, preciosas, las montañas…,los pueblos, que paisajes mas diferentes,.y ese abrazo de nati, con la señora, es emocionante.
    Esa vista de la montaña con nieve, en frente de una sin nada de nieve…

  2. Que buenos los comentarios y las fotos, gracias por compartir y poder viajar juntos en forma virtual! Abrazo y que siga el disfrute del viaje mientras nosotros disfrutamos de los cuentos desde Uruguay!

  3. cerdo con Vodka! ¿será eso comida típica de la zona? bueno, de Afganistán seguro que no.
    Si no haces la foto del SEAT, no me lo creo. Es flipante!
    por cierto, como dicen por ahí, el contraste entre las montañas áridas, y las nevadas, es increíble…
    Ah, y aprovecha que se acaba la temporada de setas !!!.
    Un abrazo C A L U R O S O.

  4. contado así, hasta parece un viaje ideal por las playas del Caribe. Lo que si me sigue llamando la atención, es que la gente que menos tiene, más te ofrece y pensandolo friamente, no se, si tambien puede tener algo que ver con ésta característica de la gente con la que te encuentras, practique otro tipo de Religión. No se, ahí lo dejo para los buenos entendidos.
    P.D: por cierto, soy ateo.

  5. Tienes toda la razón del mundo.Uno de los pilares del Islam es la hospitalidad y respeto al viajero, pues fue así como su religión se extendió por todo el mundo,contando que casi todos los profetas han sido grandes viajeros, desde Buda a Jesús, incluido Mahoma.

  6. De todo el recorrido que llevas haciendo este es el que más me ha impactado,las fotos,el relato que me hace sentir como sí estuviese allí,esta gente tan simple.

    Adelante!!!!

  7. Buenas tengo 16 años pero querria empezar a preparar mi año sabatico cuando acabe el bachillerato.
    Tenia pensado desde hace ya un tiempo ir desde españa a japon en bicicleta.
    me encantaria poder contar contigo para que me dieras una lista de los paises y de los lugares por los que es imprescindible pasar para ir planeando mi viaje un saludo.

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