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Suerte que es la temporada seca

Suerte que es la temporada seca

Cielos azules y aguas de color turquesa.

Esta era la imagen que tenía de la isla de Kho Tao, una pequeña y montañosa isla en medio del golfo de Tailandia. Una isla muy popular entre los buceadores, más que por sus fondos marinos, por encontrarse en la ruta típica de lugares a visitar en Tailandia.

Vine para encontrarme con Joseba y Eva, dos grandes amigos que conocí hace ya más de 2 años en Egipto, más tarde en Palestina, luego en Londres y  ahora  en Tailandia.

Abril es época seca, pero ya vienen repitiéndose a la largo del viaje unos patrones un tanto anormales en el clima. En Sumatra, en pleno ecuador y en época de lluvias casi nunca me llovió, y ahora en la época seca en Tailandia llevo 7 días sin ver el sol con las peores inundaciones de la década y millones de personas afectadas.

Los barcos no podían salir de la isla y todo estaba inundado. Fueron 7 días lloviendo sin parar y donde antes había una carretera ahora tan solo hay lodo y ríos. Suerte que es la época seca, y suerte la mía de que esto haya pasado mientras estaba cómodamente alojado en una habitación. No quiero imaginarme lo que hubiera podido pasar si me hubiera pillado en la carretera. Lo más curioso de todo han sido los medios desplegados para evacuar a un par de miles de turistas de esta isla. Ahí es cuando podríamos estar hablando de una escena en una película trágica, cambiando un poco el guión, no por los personajes estar en peligro, sino para que no pierdan sus vuelos o puedan continuar sus vacaciones con normalidad. Para llevarlo a cabo: un portaaviones del ejército tailandés y varios helicópteros.

Para haceros un poco una idea, imaginaros cualquier escena de una película sobre la guerra de Vietnam, con helicópteros volando sobre palmeras y calles inundadas. Por la mañana se respiraba euforia mientras la gente esperaba a ser embarcada en el portaaviones. En el resort desde donde  salían barcas y desplazaban a la gente al helicóptero, había cientos de personas, algunos bebiendo cervezas y tocando la guitarra.

Como yo tenía la bicicleta, tendría que embarcar el último, así que tenía tiempo de sobra hasta que llegara mi turno. Decidí volver al pueblo a por comida. Al regresar un par de horas más tarde, el ambiente había cambiado drásticamente. El olor a euforia y fiesta de esta mañana se había sustituido por caras de mal humor y alguna que otra persona con los ojos llorosos. El tiempo había empeorado y los helicópteros dejaron de volar y las barcas también dejaron de llevar personas hacia el portaaviones.  El sueño de muchas personas de viajar en portaaviones se frustró en tan solo unos instantes. Habrá que esperar un día más y salir en un barco ordinario.

Hoy, después de 8 días de tormenta, no está lloviendo y es fácil imaginarse que tras las nubes está el sol. Las nubes grises  han dado paso a las nubes blancas.

Mi bicicleta se impacienta y empieza a pedirme algo de acción.

Después de todo, a Tailandia vine con idea de vacaciones. Por lo menos con la idea.