Primavera turca

Primavera turca

Pensábamos que el día en el que por fin dejaríamos atrás el invierno no iba a llegar nunca.

A Turquía la asociábamos con queso, aceite de oliva, Mediterráneo y calor, pero en un país tan extenso, mientras en una punta hace calor, en el extremo más oriental  -fue por donde entramos por un pequeño paso fronterizo desde Georgia- una gran ventisca nos dio la bienvenida  subiendo el primer puerto…

Nos vimos obligados a subir con las bicicletas en un camión y cuando empezábamos  a sentirnos calentitos en el interior de la cabina,  un operario de un quitanieves nos obligó a dar media vuelta. Acababan de cerrar el paso …

…hasta que terminara la tormenta y pudieran despejar la carretera.

Estamos ya muy cansados de tanto frío y de tanta nieve, nos da la impresión que se quieren convertir en nuestros fieles compañeros de camino y no dejan de perseguirnos desde el pasado mes de septiembre…

Teníamos la mente puesta a miles de kilómetros de distancia, en la costa mediterránea, y esto fue gran un error porque sabemos que al viajar en bicicleta es mejor concentrarse en el camino y no en el destino. Al final fueron más de mil kilómetros recorridos y en muchas ocasiones con mucho frío…

… por inmensas carreteras  heladas y solitarias…

Al ser el país con la gasolina más cara del mundo, la gente se lo piensa dos veces a la hora de coger el coche.

A mitad de camino, unos mil Km desde nuestra  entrada en Turquía, estábamos ya por el centro de este inmenso país. Ahí nos esperaba la Capadocia, donde queríamos tomarnos nuestros primeros días de descanso.

Capadocia, nombre que por solo escucharlo hace volar la imaginación.

Mala suerte la nuestra la de llegar en semana santa al valle de Gorem, donde hace siglos miles de personas vivían en cuevas excavadas en extraños pináculos ….

Nos encontramos con hordas de turistas que viajaban en lujosos autobuses, sobre sus cabezas lucían gorras blancas, crema solar cubriendo sus caras y la cámaras fotográficas  colgadas de sus cuellos. Nos sentimos unos turistas más entre tantos y por ende sufrimos el incremento de los precios que de repente se convirtieron en euros y no en liras turcas.

Lo mejor eran los lugares donde podíamos pasar la noche protegidos. Las noches todavía eran frías …

…y no nos hacían falta lujosos y caros hoteles, pues disfrutábamos de los mejores paisajes de toda la Capadocia…

Al salir corriendo de la tienda por la mañana para … (ya sabéis …) vemos que por encima de nuestras cabezas hay decenas de globos aerostáticos que surcan el cielo. ¿Dónde vamos ahora a encontrar un poco de intimidad? Hay cientos de cámaras apuntándonos y sus portadores  saludándonos desde lo alto.

Decepcionados con lo que nos habíamos encontrado, decidimos continuar rápido hacia el Mediterráneo, todavía nos quedan más de 700 Km, pero después de los muchos meses que llevábamos con el frío metido en nuestros huesos, nos imaginábamos disfrutando de un baño en aguas cristalinas y esto era lo que nos daba fuerzas para vencer el fuerte viento que tuvimos en contra y que alguna vez nos tiró de la bicicleta o nos sacó de la carretera.

Días duros y aburridos, en los que la monotonía del paisaje desapareció junto con las últimas montañas que tuvimos que pasar antes de llegar al mar. Los montes Tauro.

Montes con extrañas formaciones rocosas entre bosques de pinos, donde la nieve y niebla volverían a esperarnos agazapadas en sus cumbres.

A medida que descendíamos, la nevada se convertía en una intensa lluvia y la humedad aumentaba al igual que la temperatura. Fueron casi 80 Km de bajada donde el  olor del bosque era cada vez más fuerte, y cuando estábamos apenas a trescientos metros sobre el nivel del mar, por entre las nubes se colaron unos dorados rayos de sol. La última hora había llovido a raudales pero el calor nos permitió seguir sobre las bicicletas y de disfrutar de esa increíble bajada aunque fuésemos calados hasta los huesos, y eso que nos era difícil mantener los ojos abiertos por toda la cantidad de agua que se nos venía encima.

Sentimos el olor que te regala la cercanía al mar mezclado con la humedad que impregnaba el ambiente y que empapaba nuestros cuerpos. La ropa se secó en poco tiempo. Por fin hacía calor. Habíamos bajado desde los casi 2000 metros de altitud hasta los 300, y decidimos montar la tienda en un pequeño prado entre arboles frutales desde el que podíamos disfrutar de las primeras vistas al mar que tímidamente nos dejaba entrever el Mediterráneo a lo lejos.

Estábamos a tan sólo quince Km, y dejamos el tan deseado encuentro con él hasta el día siguiente. La última vez que lo ví fue en la costa de Bangladesh, hace mas de 16 meses. ¡Qué lejos recuerdo Bangladesh!

 

 

 

 

 

12 thoughts on “Primavera turca

  1. ¡la gasolina mas cara del mundo?, ¿no es en España?. Disfrutad del buen tiempo, que aquí nos ha llegado de nuevo el invierno, tíos gafes!

  2. ¡Ánimo pareja! Tenéis más que merecido ese solecito.
    Qué buenos amigos tengo en Turquía…

    ¡Abrazos dos!

  3. Que bien!!!!, y se sigue cumpliendo tu casi slogan, Javi, “cuanto más duro el camino, más dulce el destino”. Me abstraigo de saber que por ahí está lleno de turistas, y ver a Nati libre, frente a esa hermosa Capadoccia, tal como la imagino, me emociona. A disfrutar!!!!….

  4. ¿Y no os habéis puesto enfermos con el esfuerzo y los cambios de temperatura? Claro que vuestras defensas deben de ser unas campeonas.Yo me agoto sólo de leerte.Feliz descanso.Desde Algeciras a Estambul….

  5. Concentras en un solo ‘post’ tus vivencias desde que abandonaste Iran. Supongo que te darían para escribir un libro pero no todos los días se puede contar ¿verdad?. Capadocia fue un lugar que visité hace muchos años y me sedujo pero ya entonces estaba plagado de turistas.
    ¡Buenos baños os peguéis en aguas mediterráneas!.
    Ah, y muy buenas fotos.

  6. Merhaba! Javi te oi en el Larguero y me enganchó tu viaje, más todavía sabiendo que entraríais en Turquía país que conozco casi como la palma de mi mano. El noreste turco es helador Kars, Erzurum horribles parajes, el Ararat perfecto.
    Respecto a la Kapadokya está terriblemente saturada chinos, japoneses, buses, camellos, globos, Pammukkale casi semejante. Pero es que hay zonas de costa mediterránea mucho peores conquistadas por los rusos. Si podeis pasaos por Olympus en Antalya allí si que hay agua cristalina,y si quereis azules brillantes al valle de las mariposas en Fethiye. Disfrutad de las gentes turcas que son todo hospitalidad, mucho té, y ánimo con el viaje!

  7. …la verdad es que cuando te leemos, no nos da la impresión de lo TAN duro que puede llegar a ser, avanzar contra el viento cargados hasta las trancas en bici. Yo, que practico ciclismo aficionado de los que se hacen bastantes kilómetros de una tacada, me lo puedo imaginar, pero mientras nosotros vamos con bicicletas a las que llamamos “flacas”, no me imagino contra el viento con las alforjas y las ruedas gordas y si a eso le añadimos frio y nieve, pues apaga y vámonos. Así que para mí, eres (sois) unos héroes de los pedales. Gracias por demostrarnos cada día que si uno quiere, puede.

  8. Desde aquella odisea en Armenia con la nieve me he tomado las cosas con mas calma y un mes mas tarde me ha costado recordar muchas de las cosas que nos han pasado desde entonces…Prometo poner al dıa todas esas vıvencıas…aunque para eso necesıto sentarme largo y tendıda delante de un ordenador..y con este tıempo mejor estar en la calle!!un abrazo amıgo!

  9. Muchas gracıas por toda la ınfo…cuanta razon tıenes en todo lo que dıces!un abrazo!

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