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A ti mi amor

A ti mi amor

A ti, mi amor y mi fiel compañera, que juntos hemos explorado tantos lugares…

..y aunque alguna vez me hayas dejado tirado y en las subidas no me hayas ayudado…

…siempre hemos superado todos los baches e imprevistos…

A ti, mi amor, que contigo todo va sobre ruedas quiero decirte que contigo al fin del mundo…

…  aunque no me hayas dado calor en las noches de frío…

…y me hayas llevado por los caminos del infierno…

… sin ti  los caminos no estarían tan  llenos de vida…

…y aunque tengas dos ruedas y no dos piernas, a ti te digo…

Un día en el circo

Un día en el circo

En el camino veo una carpa que tiene toda la pinta de  ser un circo. Son sólo las 11 de la mañana y aun así decido parar para ver. Un circo en Bangladesh tiene el potencial de ser interesante.

Apoyo la bicicleta en una valla y entro en el recinto que está en la explanada  de un colegio.

En el recinto hay varias carpas más pequeñas y una noria de madera propulsada a mano…

No tardo mucho en encontrarme rodeado de gente.

Un hombre se me acerca y me pregunta si  puede grabarme. Le da la cámara a un amigo y  entonces empieza a hacerme preguntas.

Un chico dice trabajar en el circo y me invita a pasar  aunque la primera funcion no empiece hasta las 5 de la tarde.

Me lleva detrás de la carpa donde han montado varias barracas hechas con chapas de metal. Es donde viven los feriantes.

Apoyada sobre una chapa hay una bicicleta con ruedas pero sin cubiertas.

Me lleva donde los animales. Hay unas cabras, un burro, un oso encerrado en una jaula de un metro cuadrado  y dos hermosos elefantes.

Aunque todavía quedan muchas horas para que comience el espectáculo, cualquier excusa es buena para no volver a coger la bici  en lo que queda de día, así que busco un lugar donde montar la tienda, y el colegio del recinto parece lo más apropiado.

Sin muchos problemas, en el pueblo encontramos al director, que me dice lo feliz que está de tenerme como  invitado.

Me abren una clase,  separando algunos pupitres y apoyando la bicicleta en la misma pared que una pizarra con ejercicios de ecuaciones matematicas escritas con tiza, monto mi tienda de campaña…

Poco a poco los dias huelen mas y más a verano y al abrir la ventana noto entrar una ráfaga de aire que me refresca y tan solo me recuerda a una calurosa tarde de verano en Madrid. Todavía el clima es seco y no ha empezado el calor insoportable que precede el monzón.

Y me echo una siesta.

Una hora más tarde el mismo hombre que me había abierto la clase llama a la puerta. Me ha traído comida.

Me siento en la mesa del profesor, saca un plato de una bolsa y no me deja ni servir agua en el vaso. Soy su invitado.

Se llama Ali y es el encargado de seguridad del circo. Al terminar de comer nos dirigimos al circo que dentro de poco comienza la primera función.

Sin haber aun mucha gente en el recinto, mi anfitrión se empeña en hacerme pasar entre  la poca gente que hace cola.

Entramos al circo, y todavía esta medio vacio.

Una mujer sin mucho entusiasmo canta sobre la arena, saliendo ruido y no música por unos distorsionados altavoces. La gente no ha empezado todavía a divertirse…

Al fondo de la arena, una lona cayéndose a cachos lleva escrito el nombre del circo: Olimpic Circus, Dhaka,Bangladesh.

Salen dos enanos para animar a la audiencia mientras una niña de 7 años empieza a trepar por una precaria cuerda. Se cuelga de unas cuerdas a unos de 10 metros de altura y bajo ella, un grupo de personas sujetan una lona esperando a que la pequeña salte. Entonces salta.

Tras ese número, un hombre se bebe más de 2 litros de agua y se traga varios peces pequeños.

Poco a poco, empieza a sacar los peces,uno por uno,  junto con un poco de agua e introduciéndolos  en una jarra, siempre acompañado por un distorsionado ruido saliendo de los altavoces.

El siguiente número sale un hombre con muletas. Tiene una pierna paralizada que mueve con el brazo como si fuera de plastilina.

Entonces escucho el ruido de una moto y se que viene el famoso espectáculo de la moto girando dentro de una bola de hierro.

Luego, el mismo hombre de los peces y el agua se tumba boca arriba en una mesa. Sobre sus piernas levantadas ponen un barril que lentamente empieza a girar con sus pies. La gente aplaude pero no ha hecho más que empezar.

La pequeña acróbata sale de dentro barril y después de ella otra chica más…

Finalmente es cuando entran los animales. La cabra haciendo equilibrismo, al oso no lo han sacado ni en la jaula y los dos elefantes le dan patadas a un balón…

Al acabar la función , me invitan a pasar detrás. Me saludan y me dan las gracias por haberles visitado.

Las pequeñas malabaristas me piden que les haga una foto. Muy felices al verse en la cámara me dan las gracias.

Las pregunto si van al colegio y me dicen que no.

Hablo con el hombre de las muletas que me invita a su caseta. Me explica que ahora sufre  un dolor intenso en la cadera de repetir tantas veces su número. Me pide que le haga una foto  y se cuelga la pierna al hombro.

Todos me invitan a volver otro día, pero ya se que con la bicicleta casi siempre los caminos son de ida y no de vuelta.

Antes de irme a dormir me llevaron a los títeres, la tombola, donde el premio no podía ser otra cosa que un rickshaw…

…pero si ya no entran más!!!…

La gente en Bangladesh es sencilla e increiblemente hospitalaria. En todo momento buscan ayudarte y te hacen sentir siempre bienvenido.

Mi anfitrión me acompaña a mi clase. Después de un día duro y en el que he sido el centro de atención, caigo redondo sobre mi esterilla.

Con la luz de la mañana me despierto. Empiezo a desmontar la tienda cuando noto que alguien intenta abrir la puerta.

Me acerco a abrir, y me encuentro con el profesor que viene a dar clase y decenas de alumnos tras él.

Está  sorprendido, lo mismo que la veintena de alumnos que le acompañan.
Por su expresión y la de sus alumnos me imagino que el director no les ha dicho nada.

Bienvenido a Bangladesh

Bienvenido a Bangladesh

Tras sellar mi pasaporte a mi salida de la India, cruzo la frontera no sin antes detenerme para que los soldados indios se hicieran unas fotos conmigo.

Me acuerdo del consulado de Bangladesh pero soy muy optimista por los días que me esperan en este desconocido país. Sabía que me encontraría con el país mas pobre de Asia, el mas densamente poblado del mundo y mucho tráfico en sus carreteras, pero lo que más había oído  era sobre la hospitalidad de los bangladesís.

Ya en Bangladesh y buscando el puesto de inmigración  se me acercan dos soldados y me preguntan si soy español.

Me dicen que les acompañe que su comandante quiere hablar conmigo.

Muy extrañado empujo la bicicleta  guiado por los dos soldados y no tardamos en ver aparecer un militar con un gran bigote y detrá de él decenas de soldados que se dirigen hacia nosotros.

El comandante, me vuelve a preguntar si soy español.

Al confirmárselo  me da la mano mientras un soldado nos hace fotos y el comandante me dice:

– Soy el comandante ‘tal’ y quiero darle la bienvenida a nuestros país. Es un honor tenerle como invitado.

Me pregunta por mi viaje en bici, y sin soltarme la mano y sonriendo a la cámara que nos está haciendo fotos, menciona la copa del mundo de fútbol y me dice que el animaba a España.

No daba crédito a la situación en la que me encontraba.

Estaba anonadado por la bienvenida que estaba recibiendo este nuevo país.

Un soldado me acerca una libreta y me pide por favor que le firme un autógrafo y que le escriba algo.

“Es la mejor bienvenida que jamás he tenido”, y el soldado lo lee en alto para que lo escuchen los allí presentes.

Finalmente, y con la intención de llegar esa misma noche a Dhaka, a 150km de distancia, me despido.

Había oído maravillas de Bangladesh pero nunca me imaginé en una situación así.

Alejándome, feliz después de haber recibido tan increíble trato, ya por la carretera me doy la vuelta para despedirme por última vez y veo a los soldados allí inmóviles ocupando toda la carretera mientras me ven alejarme…

Cuando el problema es la corrupción

Cuando el problema es la corrupción

Me acerco al consulado de Bangladés en Tripura. El secretario  del cónsul me atiende y aunque no es muy afable se ve que está por la labor de ayudarme, o simplemente, de hacer su trabajo.
Me dice que tengo que pagar 100 euros, y sorprendido le digo que me parece muy raro porque en su página, y después de haber hablado con la embajada en un par de ocasiones, me habían dicho 30 euros.
Es entonces cuando se delata con esas frases típicas de: yo sólo ayudo, el dinero no es para mí,……
Para asegurarme vuelvo a llamar a Delhi, que es donde esta la alta comisión de Bangladés, y me vuelven a confirmar el precio.
El oficial eleva la voz y con tono desafiante me espeta: “pues vete a Delhi a sacártelo”.
Sin perder los nervios, y haciéndome el tonto le digo: ¡ah! es que me he explicado mal. Quiero la visa para el día siguiente, no la urgente (que no existe)
Me dice que vuelva mañana que va a hablar con su jefe, el cónsul, pero antes llamo yo a la puerta y le explico el problema. Me dice que hable con el secretario.
Al día siguiente, después de esperar un buen rato en la sala de espera, enfrente de un cartel de turismo de Bangladés y su fauna con una foto de unas palomas, el secretario del oficial me dice que ahora no me dan el visado, y yo ya perdiendo los nervios les pregunto que por qué. Me dicen que me vaya a Delhi.
Vuelvo a hablar con el jefe, el cónsul, y muy maleducadamente me dice que no, que hable con el oficial, y el oficial me dice que hable con el jefe.
El jefe me cierra la puerta en las narices y me dice que le estoy haciendo perder el tiempo.

No me voy si antes decirle que es un ladrón corrupto y que si no le da vergüenza que la gente de su país se este muriendo de hambre mientras  él se aprovecha de su posición para robar mi dinero.
Me dice que va a llamar a seguridad, y es ahí cuando en un inglés bien claro y alto para que me entienda le dirijo todos los insultos posibles acordándome de todos los miembros de su familia mientras los soldados me invitan a salir.
Y entonces me encuentro en un lugar perdido de la India, sin salida ni  visado para entrar a Bangladés y veo que la única solución será  comprarme un vuelo a Delhi y tramitar mi visado allí, pero una amiga que me esta acogiendo en su casa me dice que espere, que va a hacer todo lo posible para que me den el visado en Tipura.
Después de lo que les he llamado, dudo que me den nada, pero aun así espero.
Me ponen en contacto con un reconocido periodista local, que escribe una carta para que se la entreguemos al cónsul.
Yo me niego a negociar con ese bastardo corrupto, pero mi amiga se ofrece a darle la carta en busca de alguna solución.
Espero fuera del consulado y mi amiga sale a decirme que el cónsul ha aceptado. El cónsul ahora parece majo, otra persona, intentando dar la vuelta a la tortilla, dando todo tipo de explicaciones a mi amiga y al periodista que finalmente se había presentado allí.
Entre risas y como en una conversación entre amigos acepta darme el visado, pero de 7 días.
Muchos de vosotros pensareis: ¡Qué vergüenza!, pero en España las cosas no son muy diferentes. Aquí uno se ha intentado pagar el iphone con mi dinero, en España muchos se pagan sus mansiones, cochazos y vacaciones con el nuestro.

Tragando polvo

Tragando polvo

Y por fin volvía a coger la bicicleta, con más ganas que nunca y dirección a Bangladesh, pero se me había olvidado como eran las carreteras en la India….

Dejaba atrás las suaves colinas de Meghalaya para bajar a la llanura en el estado de Assam, y mirase a donde mirase solo veía camiones entre una nube de contaminación y disfrutaba mientras estaba en un “sandwich” entre dos camiones al leer los versos que llevan escritos…..

Las tierras ricas dibujaban a los dos lados de la carretera el paisaje de negro…

A mi izquierda riqueza…

… y mi derecha los que trabajaban para crear esa riqueza…

Al llegar a la llanura de Assam, en el horizonte se veían decenas de chimeneas humeantes de las fábricas de ladrillos.

Tenía delante contaminación y progreso…

detrás explotación…

Aun así la naturaleza me permitió olvidar el polvo negro y el humo de los camiones y disfrutar de un lugar tranquilo donde acampar,poder lavarme y quitarme la capa de tizne negro que cubría todo mi cuerpo, aunque lo mejor fue dormir alejado de mis amigos los camiones y sus bocinas…

De tanto respirar contaminación y polvo un día me levanté con fiebre, tos y la nariz taponada, síntoma de alergia. La primera vez en mi vida que la tenia.

Para los que digan que hacer deporte es bueno para la salud.

Reventado y sin fuerzas pero con muchas ganas de salir de ese infierno continué  mi camino hacia Bangladesh.  Durante el viaje  por el estado de Tripura, observé que los vehículos para transitar esa zona tribal son obligados a viajar en convoyes que son protegidos por militares ya que en esta región actúan varios grupos de guerrillas. Con la bicicleta, no.

Encuentro digital

Encuentro digital

En estos días de aburrimiento esperando a que llegue un paquete de Madrid con la puntera para mi bici desde hace varias semanas ha sido lo mas parecido a perder el tiempo, aunque gracias al apoyo de organizaciones, resvistas online y blogs han acabado siendo días muy productivos en el que he tenido la posibilidad de dar a conocer este proyecto.

Estas cosas las suelo colgar en mi Facebook (http://www.facebook.com/bicicleting)

Aquí van los enlaces de algunos artículos:

Periodicamente escribo en el blog de Yporquenosolo.es , una agencia de viajes para personas que viajan solas y han decidido ayudarme en esta aventura.

Artículo en xatakafoto.com

Artículo en Culturamas.es

Artículo en Avanzamosciclismo.com

Y aqui van las respuestas a los lectores de Avanzamosciclismo.com :

Javier de la Varga, un fotógrafo que recorre el mundo en bicicleta para denunciar y documentar todo lo que se va encontrando en su camino, ha sido nuestro protagonista en estas últimas dos semanas. Tras recibir vuestras preguntas para Javier, aquí tenemos la entrevista que Javier nos ha devuelto desde una selva asiática.
Montañas

ENCUENTRO DIGITAL CON… JAVIER DE LA VARGA
¡Buenas!Como ciclista aficionado a la fotografía, cuando veo que vas de un lado para otro me surge una duda. ¿Te ha pasado alguna vez que ves la mejor escena del mundo y te has quedado en ese momento sin batería o memoria en las tarjetas? Si no es así, ¿cómo lo solucionas, varias tarjetas, baterías adicionales o cargar en cuanto tienes oportunidad?
Hola Enrique. Voy cargado con baterias y tarjetas suficientes. Cuando todas las tarjetas empiezan a estar llenas, en alguna ciudad las grabo en DVDs y las mando a Madrid. De momento nunca me he quedado
con las ganas de hacer una foto, aunque el otro día en unas minas de carbón se me calló el flash al agua embarrada y… bueno, ahi se acabaron las fotos por ese dia.
Y otra pregunta, aunque esta supongo que la hará otra persona: ¿has tenido problemas de seguridad con todo el material que debes llevar, además de las cámaras, la propia bici, comida, dinero, etc? Enrique Suárez
Las únicas veces que me han robado son los del banco cada vez que tengo que sacar dinero del cajero. Me cobran unas comisiones exageradas. Pero de seguridad, en este viaje en bicicleta, como lo
llevo todo encima nunca me ha pasado nada. En las zonas rurales, que es donde suelo acampar, la gente es más buena y generosa y me siento muy seguro, pero siempre voy con mil ojos y mucha precaución.
¡Hola, Javier! Debe ser una auténtica maravilla el poder coger tu bicicleta e irte a pedalear por el mundo, ¿cómo empezó tu pasión por la bicicleta? ¿por qué elegiste la bicicleta como medio para conocer el mundo? Fran Rivas
Hola Fran. Desde muy pequeñoo ya iba en bici al colegio y me movía con ella por la ciudad. La primera vez que salí de viaje en bicicleta fue a Marruecos,de eso hace ya siete años, y desde entonces he llevado esa espinita de querer volver a viajar en bici.
Una de las cosas que mas echaba de menos cuando viajaba (sin ella) era hacer deporte, entre otras muchas cosas me encanta acabar el día fisicamente agotado.  La velocidad que te permite la bicicleta es la perfecta para poder observar.
Carretera
Estando en tantos lugares, deber ser complicado saber dónde te encuentras al despertar cada mañana, ¿te ha pasado alguna vez, despertarte y pensar que estas en un país cuando en realidad estás en otro? ¿Qué lugar te ha impresionado más? Alfredo Blesa
Hola Alfredo. Me encanta esta pregunta, porque aunque no me haya pasado pensar que estoy en otro país, alguna vez me he levantado y todavía dentro de la tienda me preguntaba: ¿Dónde estoy?
¡Hola, compañero!, eres todo un ejemplo de libertad, no todo el mundo es capaz de hacer lo que haces tú. Viendo que has estado retenido en países africanos, ¿en qué parte del mundo has pasado más miedo? ¡Un saludo! Juan Mari Martín
Hola Juan Mari. Sin lugar a duda donde más miedo he pasado fue en el Congo, mientras se libraba una guerra entre rebeldes y el ejército del gobierno. Ver chavales borrachos, armados con fusiles automáticos y con granadas, en aldeas en medio de la selva no me daba mucha seguridad.
También en unas manifestaciones en Palestina con los soldados israelies disparando a diestro y siniestro, vi con mis propios ojos como un palestino inocente a unos pocos metros de mi caía fulminado en el suelo.
Camboya
Preparar una aventura como la que estás haciendo debe ser casi más complicado que llevarla a cabo. ¿Cuánto tiempo estuviste organizando el viaje, buscando financiación, preparando equipaje,…? Saludos. David Serrano
Hola David. Estuve casi un año en Londres. Mas que preparando estaba ahorrando y disfrutando de mis amigos. Tardé poco más de un mes en armar la bicicleta y cuando sólo me quedaba un día para volar todavía estaba comprando cosas.  Un par de meses hubieran sido suficentes.  Estar en buena condición física ayuda en los primeros meses de viaje, luego ya con lo rodado te sirve de entrenamiento.
El resto, nunca preparo los viajes y me gusta encontrarme lo que tenga que encontrarme una vez allí. Es mas interesante que saber todo de antemano y descubrir los mapas una vez que estas sobre ellos.
Al fondo
¡Hola! Tengo una duda, ¿Cómo haces para comunicarte con las tribus de la selva, allí no creo que el inglés sirva de mucho? Ana.
Hola Ana, En esa situacion estoy limitado a mi lenguaje de manos, me estoy convirtiendo en un experto del “mimo”, y las “conversaciones” no van mas allá de las cosas mas básicas para explicar que hago con la bicicleta, pedir un lugar para dormir y poco más.
¡Buenas tardes o noches, Javier! ¿Cómo reaccionan, las gentes de países menos desarrollados, cuando te ven aparecer con tu bicicleta en sus poblados? Deberás ser la atracción del año en algunos de ellos. Marta Castañeda
La palabra que mejor lo definiría es sorpresa.  Si yo fuera de la tribu de al lado seria miedo lo que sentirían, pues se tienen mas miedo entre ellos.
Sin lugar a dudas debe de ser algo parecido a ver aparecer un marciano dando pedales en una bicicleta con muchos bultos.
Agua
Muchas gracias, Javier, por colaborar con nosotros. Me inspiras una gran admiración, no solo tu forma de vivir, si no por tus ánimos de denunciar las injusticias que te vas encontrando a lo largo del mundo.  Se te debe caer el alma al ver la pobreza que hay por algunos de los países en los que has estado pedaleando y fotografiando.  ¿Cuáles son tus mejores y peores momentos vividos en todos esos viajes?
Y una última pregunta, he visto que tienes unos documentos fotográficos espectaculares, ¿eres de los que van buscando las situaciones e inmortalizan cuando suceden o de los que preparan los condicionantes para que se den ciertas imágenes? ¡Muchas gracias! Ángel Denche.
¡Hola Angel! Entre tantos buenos momentos no sabría decirte uno en especial, pero hay uno que sin duda es de los más extraordinarios, cuando en Zambia, visitando una reserva de chimpancés, cuidé varios dias de una cría de chimpancé como si fuera mi hijo. Su nombre era Dominique.
Dominique
Momentos tristes desgraciadamente he vivido demasiados, pero es un estímulo seguir denunciando con las fotografias e intentar que esos momentos nunca se repitan.
Intento vivir de la manera más cercana posible lo que me rodea, y captar aquello que me llama la atención, nunca forzando una situación y sólo intento captar la realidad de la manera mas objetiva posible.
Imagino que para hacer lo que haces tiene que gustarte mucho. ¿Cuántas aficciones combinas durante tu viaje? ¿y cuál de ellas era original y cuál has tenido que adoptar? (ciclismo, fotografia, periodismo, viajar, supervivencia, etc) Suerte, Pedro Beltrán.
Hola Pedro, la única afición que he dejado de lado en este viaje es el atletismo. El resto están en el día a día y tengo la suerte de que con este tipo de viaje no he tenido que adoptar nada que no me gustara de antes.
Lo único malo es que se pasa la mayoría del tiempo solo y no se puede compartir con nadie los momentos buenos, ni los malos…
De entre todas la emociones y sensaciones que se pueden tener durante un periplo tan intenso como en el que estás embarcado. Nos podrías describir varios momentos reales durante el viaje que a continuación te describo: ¿el momento más frustrante? ¿el momento más eufórico? ¿el momento más melancólico? ¿el momento más humano? y alguno más que a tí te apetezca describir. Gracias, Santiago Hernandez
¡Hola Santiago! Justo ahora te puedo asegurar que estoy en el momento más frustrante.  Llevo esperando semanas a que un paquete llegue de España con una pieza para mi bici, que sin ella no puedo hacer nada, y saber que esta por algún lugar de la India no es de lo mas relajante.
De los más eufóricos fue en los primeros días, que después de empujar dos días la bicicleta por cuestas infernales para llegar a la cima del volcán Bromo en Indonesia, ví por fin el cráter humeando y sabía que el empujar se iba a acabar.
Melancólico, fue despedirme de mis padres cuando me vinieron a visitar a Vietnam, y el más humano es cada vez que entablas una amistad.
Momentos de miedo, una noche mientras dormía en mi tienda en algún lugar del Tibet y me despertaron los aullidos de los lobos, y por supuesto, en la India, cada vez que un camión hace un doble adelantamiento invadiendo mi carril y me toca tirarme a la cuneta.
Budistas
Hola Javier, gracias por sacar tiempo para atendernos de entre las etapas de la selva. Mi pregunta es la siguiente ¿Qué carácter tiene que tener una persona, en general, para afrontar un reto tan exigente en lo físico como en lo mental como el que estás realizando tú? y en tu caso ¿qué te ha hecho o motivado a viajar en tu bicicleta? Un abrazo y mucha suerte. Javier Flores.
¡Hola Javier! Cuando se hace una cosa que te gusta, y además tanto, el esfuerzo es casi mínimo. Hay momentos muy duros, pero como la recompensa es tan grande mucha veces te olvidas de lo duro que es.
En la bicicleta tengo todo lo que necesito.  Medio de transporte propio, hago deporte, es barato y a la velocidad que voy no me pierdo nada.  Encima ni contamino ni financio a las petroleras.
Gracias a vosotros por vuestros apoyos y dejarme dar a conocer este proyecto.
Envidia sana entra cuando uno se encuentra con personas (muy pocas) que se lanzan a la aventura. ¿Qué 4 cosas no pueden faltar en tus alforjas durante la aventura? ¿Hasta cuándo te imaginas siendo aventurero? Suerte, disfruta y no dejes de contarnos en tu blog todas tus sensaciones y experiencias. Un abrazo . Paloma Castro
Hola Paloma. Cuatro cosas son muy pocas, pero si tuviera que elegir sería mi tienda, la cámara, el culot y un teléfono para hablar de vez en cuando con mis padres.
Nunca me he parado a pensar hasta cuando quiero seguir viviendo así. Me imagino que algún día me apatecerá asentarme, o a lo mejor no.
El compaginar mi trabajo, mis aficciones y mi pasión juntas solo lo podría sustituir el momento de querer formar una familia.
Ultima

Bajo tierra

Bajo tierra

Mi bici se ha vuelto a estropear, y en medio de la selva no me queda más solución que empujarla. ¡Otra vez!
Tras 40 kilómetros arrastrándola llego al pueblo de Shallang, que está cubierto de un manto de polvo negro. La garganta me empieza a picar y no paro de carraspear y toser.
Hay mucho movimiento de camiones,  y por los productos que se exponen en las humildes tiendas parece un lugar próspero,  pero su apariencia es la de un lugar que se asemeja al más puro infierno.
Hay una misión católica, y en ella un misionero salesiano español, el padre Marzo, que me acoge no sin antes llevarse una sorpresa de ver a un español cubierto en polvo empujando una bicicleta, en este pueblo que no sale en ningún mapa. Lleva 60 años en la India y conoce muy bien este lugar. Me habla de las minas y es entonces que decido visitarlas.
Y esta es la historia de uno de los trabajos más duros y peligrosos del mundo.
Mucha gente de los estados vecinos vinieron a ganarse aquí la vida.
Muchos mueren. Las condiciones de trabajo son inhumanas. Mueren intoxicados por los gases, o son aplastados por los desprendimientos o quedan sepultados en una galería que colapsa. Los más quedan abocados a una muerte lenta que aunque tarda en llegar, siempre llega.
Son unas minas de carbón, que parecen madrigueras, en el desconocido estado de Megalaya, en la India entre Buthan y Bangladesh.
¿Te atreves a entrar? …

Para aprovechar al máximo la luz solar y las horas que no están bajo tierra,  empiezan a trabajar a las 3 de la madrugada, y se acuestan al poco de anochecer. Además, en la selva no hay luz ni mucho que hacer en cuanto se hace de noche…

Durante varios días compartí la dura experiencia junto a ellos de vivir bajo tierra. Yo con la libertad de irme en cuanto quisiera.

Aquí hablo de mi primera noche en una de esas minas. Madrigueras infinitas semejantes a un enorme laberinto.

Tardé más de una hora en recorrer poco más de un kilómetro por una galería sin entibar y de poco más de un metro de diámetro hasta que llegué al lugar donde extraen el carbón. Hacía mucho calor y había mucha humedad…

Un lugar no apto para claustrofóbicos  en el que es mejor no pensar en donde te encuentras. Estaba rodeado de piedras en la oscuridad más absoluta, tan solo alumbrado por la luz de la linterna, casi arrastrándome por el barro para poder avanzar sin golpearme la cabeza con el techo.

Ignatius, de la tribu boro, llegó de su pueblo en Assam, hace más de 5 años…

Le conocí fuera de la mina, mientras descargaba un carro lleno de carbón y se ofreció a enseñarme su lugar de trabajo, no sin santiguarse antes de entrar.

El día anterior, un minero había muerto al caerle una roca en la cabeza, y yo no quería entrar sin casco. Ningún minero lleva casco, y el único que encontré fue uno de moto.

Ya dentro del laberinto de galerías no paraba de golpear el casco contra el techo, mientras en cuclillas sufría por intentar no resbalarme. Mis piernas se estaban quedando sin fuerzas y me veía obligado a  parar para descansar, sin poder estirar las piernas…

El suelo era un fangal en el que se veían unas pequeñas y estrechas tablas de madera, que intentaban asemejarse a una vía,  por las que arrastraban las carretillas con el carbón que extraen en el fondo de la mina.

Las paredes temblaban, y entonces sabíamos que alguien se acercaba con sus carros…

Exhausto llegué al final y vi a un minero que estaba picando la pared haciendo retumbar todas las paredes…

Su compañero va y viene por ese túnel de menos de un metro de altura y de suelo embarrado empujando una carretilla que una vez cargada llega a pesar 150 Kg.

Ahora tocaba deshacer el camino con las piernas sin fuerzas, asombrado con la resistencia de los mineros que arrastran sus pesados carros a gran velocidad por barro, agua…

…día tras día.

Entré en la mina bajo las estrellas, y al salir el cielo se empezaba a volver de color naranja, por un valle cubierto por densa vegetación al amanecer.

Los camiones un par de veces a la semana se adentran en la selva y siguen el rastro de la carbonilla que han dejado en sus incontables viajes por los senderos que les llevan a la boca de la mina.

El paso de los camiones cargados con toneladas de mineral han dejado los caminos tiznados. Han cubierto la tierra parduzca  con un manto negro…

Durante la época de los monzones no se trabaja en las minas porque los derrumbamientos son frecuentes, aunque la seguridad no es el motivo principal, sino que los camiones no pueden circular por los intransitables caminos embarrados que se convierten en ríos.

Entre dos personas extraen semanalmente unas 15 toneladas, por cada una de ellas les pagan 10 €.

Es una cantidad considerable de dinero para ser la India.

La guerrilla GNLA (Ejército de Liberación de la Nacion Garo,  en sus siglas en inglés) actúa  en estas fértiles tierras. Se financian a través de la extorsión. Son frecuentes los secuestros y los asaltos a los camiones que transportan el mineral. Uno de los días que visité las minas, los seis camiones que iban delante de nosotros fueron asaltados por hombres armados con machetes y fusiles kalashnikov. Les exigieron el “peaje”.

Durante la celebración del mercado semanal de Shallang, los padres y adultos de las familias más ricas del pueblo abandonan sus casas por temor a que la guerrilla les secuestre.

La presencia militar es mínima, y entre los mercaderes que venden verduras entrel polvo y barro, de vez en cuando se ven soldados armados con fusiles kalashnikovs. Sus rostros están cubiertos con  turbantes que dejan al descubierto sólo los ojos.

Me fascinaba esta historia que he visto repetirse ya en demasiados lugares del planeta.

Es allí donde la tierra es mas rica que la gente vive en peores condiciones.

Y cruzar el Brahmaputra significa calma…

Y cruzar el Brahmaputra significa calma…

Con el zureo de las palomas me levanto y escucho tras la puerta de mi habitación como unos inquilinos rascan su garganta con fuerza para escupir alguna flema.

Estoy en un barato hostal en Dhuburi, donde tengo que hacer noche para coger al día siguiente una barca y atravesar el río Brahmaputra.

Quiero dejar las concurridas carreteras de Assam y sus camiones Tata.

De camino hacia Dhuburi, en medio de un atasco y encerrado entre dos camiones Tata, noté al frenar un suave empujón. El camión que venía detrás de mí  chocaba contra mis alforjas y me hacia avanzar unos pocos centímetros, los justos para que mi transportín delantero quedara atrapado entre las ruedas del camión que estaba delante.

Al verme, dos muchachos vinieron corriendo en mi ayuda mientras le gritaban  al camionero para que no avanzara, y rápidamente conseguimos sacar mi rueda y el transportín sin que sufriera ningún daño mayor. Solo le faltaba eso a mi pobre bici.

Sin duda, quería ir por carreteras más tranquilas, y al otro lado del río mi mapa me indicaba que allí las encontraría.

Por la mañana encuentro una barca atestada de gente que navega bajo la densa niebla que nos cubre cada día…

.

…tarda tres horas en cruzar los más de 10 Km que tiene de anchura el río, sorteando bancos de arena, alguna vez sin fortuna, teniendo el capitán y su ayudante, su hijo de ocho años, que bajarse al agua y empujar la barca ayudado por todos los pasajeros. Utilizamos largas varas de bambú que hincamos en el fondo del río.

Finalmente llegamos a la otra orilla del río, en el estado de Megalaya, y descendemos en una playa  de arena blanca que contrasta con el sucio color del agua…

En la orilla  los búfalos empujan a duras penas sus carros y varios hombres cargan a sus espaldas sacos de harina para subirlos a una barca.

Me toca empujar la bicicleta entre la arena, pero tardo poco en llegar a Phulbari.

Dos policías se me acercan y me preguntan que a dónde me dirijo.

Les digo que voy hacia el este, preferiblemente por la carretera más tranquila.

Me indican dos carreteras, y me alertan que por una de ellas he de tener cuidado con los elefantes salvajes.

– ¿A qué carretera se refieren?

– A la de la derecha.

Y a esa carretera me dirijo.

Es la que conduce a las colinas  Garo, donde hace menos de 200 años los misioneros  cristianos consiguieron convertir al  70% de su población. Hoy en día la mayoría de la población son devotos cristianos donde el saludo en su idioma es: “Alabado sea el Señor”.

Habitadas por la tribu Garo, de descendencia mongola, se instalaron en estas tierras  hace 1.500 años en su camino desde el Tíbet por el río Bramaputra.

Me encuentro de repente en una comunidad de mayoría cristiana después de dejar atrás el estado de Assam de mayoría musulmana..

.

Los rasgos son totalmente diferentes, el idioma, el paisaje y el trato que recibo es excepcional.

La carretera atraviesa bosques tropicales, plantaciones de cocos y de anacardos, entre tierra arcillosa que  su color rojizo aviva el paisaje, y alegres y concurridos mercados…

En sus leves pendientes me toca empujar la bicicleta , hasta que no consiga una nueva patilla para la bicicleta no puedo cambiar de marchas, y agotado, en la primera aldea pregunto por una iglesia o cualquier lugar donde montar la tienda que me proteja de la densa niebla.

La gente de la aldea me ayuda a empujar la bicicleta por un empinado camino de tierra hasta la iglesia católica.

Un hombre mayor me abre la iglesia y me dice que puedo montar la tienda ahí, cerca del altar, pero antes me invita a su casa de adobe y paja, con una hoguera en el centro del patio.

No me bombardean con preguntas, y esta vez soy yo, ayudado por un joven que habla bien inglés, el que les pregunto sobre ellos.

Se hace de noche y sentados alrededor de la hoguera, vecinos y familiares comemos arroz con lentejas, mientras me cuentan historias sobre sus antepasados y yo les cuento sobre mi viaje. El trato que recibo es completamente diferente al resto de la India, y me da la sensación de estar en algún lugar de África.

La niebla poco a poco se apodera de la noche y escucho como las gotas de agua empiezan a caer de las hojas de los cocoteros.

Finalmente, me acompañan a la iglesia donde monto la tienda alumbrado por una lámpara de queroseno.

Al día siguiente me levanto tranquilamente, sin curiosos que me griten para que salga fuera de mi tienda. ¡Es tranquilidad!.

Abro la puerta de la iglesia, y al poco tiempo las mismas personas con las que pasé la tarde anterior me esperan para desayunar.

Nos sentamos alrededor de  la hoguera, mientras olisquea el suelo del patio el cerdo que llevan criando meses para sacrificarlo en Navidad.

Llega el momento de despedirse y el padre de familia me coge del codo mientras me da un fuerte apretón de manos, y me dice en inglés.

– ¡Merry Christmas!

Toda su familia y vecinos se despiden de mí.

Mientras bajo ya sobre la bicicleta por el camino de tierra que lleva a la carretera. Miro hacia atrás para despedirme una vez mas, y allí están, todos agitando sus manos  y deseándome buen viaje.

Y la niebla de nuevo estaba ahí…

Yo no os deseo feliz Navidad, pero si felicidad los 12 meses del año. !!Feliz 365 días al año!!!!

Quién dijo: ¿aburrido?

Quién dijo: ¿aburrido?

Me levanto y la bici ya esta en pie esperándome…

…voy a un lujoso baño…

…y me preparo para empezar un nuevo día sobre la bicicleta. Saliendo del hostal saludo al señor de la tienda de ropa, a tres vecinos y a un “dios”…

Las carreteras son tranquilas…

…y aburridas…

…y al atardecer encuentro un lugar sin nadie a la vista donde acampar…

Al día siguiente, paro a desayunar a 10 Km. de donde había acampado y el hombre del “chai” ya me conocía.

Me paran para hacerme fotos.

– ¿De dónde eres? Me preguntan.

– De España, les respondo.

Y como muchos no saben de fútbol no me sitúan. Excepto varias personas que saben del pulpo Paul, gracias al que ganamos el mundial.

– ¿Estás casado?. ¿Cómo se llama tu padre?. ¿Cuál es tu negocio?. ¿Me puedes firmar un autógrafo?

– ¿Te puedo hacer una foto?…

Una muchedumbre me rodea mientras me tomo un té. Mi bicicleta esta escondida por decenas de curiosos y la pierdo de vista…

…aprietan las manetas de los frenos, cambian de marchas, toquetean el GPS, dan unos toques al cuadro a ver como suena y se aseguran que las ruedas están hinchadas.

– ¿Qué velocidad alcanza la bici?

– ¿Cómo te llamas?

– Javier, les respondo.

Entre la muchedumbre tan solo entiendo como unos a otros se dicen mi nombre, hasta que Javier se convierte en Kabir.

Los niños más pequeños, que suelen ser una minoría, no tienen derecho a  estar ahí y los mayores les dicen que me dejen tranquilo.

Muchas de las personas me miran fijamente sin parpadear, hasta que les saludo y me sonríen mientras mueven la cebeza de un lado a otro.

Si es que no hay en el mundo un lugar más increíble que la India.