Fiebre del oro
Sumbawa es la isla mas pobre de Indonesia y a mi parecer, con la gente más hospitalaria.
Salgo de Sumbawa con la intención de llegar a Ampang al anochecer, voy hacia la costa norte de Sumbawa. Durante todo el recorrido toda la gente con la que me encuentro, cuando digo toda es toda, al verme pasar montado en mi bicicleta todos me gritan: ¡¡hey mister!!, parece que compiten entre ellos para ver quien grita más y quien hace el saludo más exagerado.
Los camiones usan sus ensordecedoras bocinas justo cuando me cruzo con ellos, y los conductores sacando medio cuerpo por la cabina rugen el consabido: ¡¡hey mister!! ¿Necesita ayuda?.
Entre el ligero ruido de la bicicleta solo oigo el murmullo del aire y el ¡¡hey mister!! que me llega de todas las partes, pero de repente empiezo a oír un traqueteo mecánico que llega de las orillas de un río que corre no lejos de la camino. Me pica la curiosidad y me acerco para ver que puede ser. Cuando estoy llegando a la orilla no puedo dejar de asombrarme al ver un mar lonas de plástico de color naranja, azul, …que cubren todo lo que mi vista abarca.
El ruido lo provocan enormes generadores que están cubiertos por las lonas. Sorprendido por el panorama que estoy contemplando me paro y pregunto al primer hombre que encuentro qué es lo que están haciendo allí y me asombro cuando Sabam me responde que son buscadores de oro.
¡La fiebre del oro ha invadido Sumbawa!
Sabam, me explica que este es solo el final de un largo proceso para arrancar el oro a la montaña.
Sigo pedaleando y no dejo de oír el ruido de los generadores y que ahora se mezcla con uno más ronco como si fuese el de una vieja máquina. Me desvío y me meto por un camino de arena, no sin dejar de escuchar 100 veces más : ¡¡Hey mister!!
El camino me lleva a otro sitio donde a lo lejos veo a unas decenas de personas que se afanan con los montones de piedra y arena que se esparcen por toda la ladera. Son de un pueblo de la isla de Lombok, pero vinieron a Sumbawa en busca de oro hace 3 meses.
Les pregunto de donde han traído la tierra y las piedras de las que intentan sacar oro y me dicen que mas adelante, que de una montaña que hay a unos 20 Km.
¡Es imposible pasarse!- me dicen, explicándome que al final del camino me encontraré con más tenderetes que en un mercadillo.
Y así es. Después de un par de una hora pedaleando bajo un sol abrasador, a mi derecha diviso una montaña desnuda, como si le hubieran arrancado la piel, llena de motas de color azul y naranja, son las lonas de plástico de los chamizos de los buscadores de oro.
Quiero dejar la bici en algun sitio y visitar aquel paisaje de pelicula pero obviamente no encuentro un sitio para dormir asi que voy a puesto de la policía en un pueblo cercano, por si pueden ayudarme a encontrar un lugar, y muy amablemente me ofrecen un lugar en su cuartelillo donde dormir. Monté la tienda en el portal.
Les pregunto por la montaña y los mineros, y me contestan que es muy peligroso ir, y que si voy a ir uno de ellos me acompañará, pero que tiene que ser después del rezo. Se me olvidaba, hoy es viernes y a las 12 toca el rezo.
Llega la hora de partir y me dicen que se lo han pensado y que no pueden ir, pues la policía no puede entrar allí porque la montaña esta llena de “gente peligrosa” y los mineros ilegales harian cualquier cosa por defender su trabajo.
Decido hacer el camino solo. El sendero que conduce a la montaña está muy transitado. Es un trasiego constante de gente yendo y viniendo, y un montón de motocicletas que van cargados de bolsas llenas de piedras, garrafas con gasolina, …
Paro a uno de ellos para asegurarme que voy en la dirección correcta, y el mismo se ofrece a llevarme. A la entrada de la montaña hay unos tipos que cobran a todos las personas que tienen intención de hurgar en las entrañas de la montaña.
La montaña esta carcomida, parece como si la artillería se hubiese cebado con la montaña o que el ejercito israelí hubiera pasado por allí(aunque si hubiera sido el ejercito israelí dudo que quedara ni montaña ni mineros)
Miles de mineros pican piedras al aire libre y algunos con medios más sofisticados y con mayor presupuesto han cavado agujeros de hasta 30 metros de profundidad.
A esa profundidad no seria posible trabajar si no fuera por sus generadores, que alimentan los ventiladores que empujan el aire hacia abajo.
Cada uno cerca su parcela de trabajo. Trabajan en grupos reducidos y cada grupo valla con cercas de alambre espino su territorio. Luego, el dinero ganado es repartido entre todos.
Familias enteras han dejado sus hogares en las islas vecinas en busca de un futuro mejor. Un solo un gramo de oro supone más dinero que un mes de trabajado en el campo.
Las piedras arrancadas a la montaña las llevan al borde de un río cercano. A lo largo de más de 20Km se pueden ver a cientos de personas machacando la piedra hasta dejarla molida para después lavar los diminutos trozos con la ayuda de viejas y ruidosas máquinas.
Al final queda una pasta de lodo que mezclan con mercurio y que se filtra con una tela. Lo que queda, si queda algo, son minúsculos granos de oro.
El lodo contaminado con el mercurio va directamente al río. Veo unos niños que chapotean en el agua y a sus madres lavando la ropa.
En algunas partes de Indonesia el uso de mercurio empieza a causar serios trastornos de salud no solo entre las poblaciones que se dedican a buscar oro. Son frecuentes las muertes y nacimientos de niños con malformaciones entre otras muchas cosas.
Aunque su uso este prohibido, las autoridades vuelven la cabeza ante tan grave problema medio ambiental, y la contaminación por este metal pesado que está afectando a miles de personas y que a través de los residuos contaminados entran en la cadena alimentaria. El envenenamiento entre estas gentes ya es un hecho.
Como dice mi amigo Juanillo: “que tristeza que esta gente para ganarse la vida tengan que perderla”
8 thoughts on “Fiebre del oro”
sin desperdicio como siempre.
al menos tú escribes sobre ellos.
dicen q una imagen vale mas que mil palabras…pues imagina lo que valen tus mil imagenes y palabras…
me encanta poder seguirte biki, un abrazote
ayer te escuche por la cadena ser, vaya estupendo viaje que estas realizando, enhorabuena y que disfrutes. Cristian
¡Ánimo Javi! Los escolares de Majadahonda estamos contigo y seguimos tus andanzas y tus peripecias tanto bicicleteras como radiofónicas. Seguiremos en contacto. Saludos.
impresionantes las fotos!
Parece mentira que se pueda trabajar en estas condiciones ,buscando lo unico que no se devalua.Animo Javier.Unabrazo con muchos ANIMOS!!!!!!!
Me quedo helada al leerte…ánimo con la bici y con lo que no es la bici, porque viendo estas cosas también debes de quedarte tocado. Estoy con alguien que ha escrito más arriba: “por lo menos tú hablas de ellos, y nos los das a conocer”. Igual y no podemos cambiar las cosas, pero sí decirlas. Ya es más que nada. Gracias Kabir.
Te escuche en Ser Aventurero y no me ha defraudado tu blog. Estoy orgullosa de sentir que hay un g´´enero humano que se preocupa por otros y que nos cuenta sobre la existencia de aquellos a los que abandonamos o que han tenido la mala fortuna de nacer TAN LEJOS de Europa… Un abrazo y gracias. ama