Un pequeño viaje en el tiempo
Me despedí de Sheila y Sylvia con mucha pena pero con la certeza de que algún día volvería a verlas. Unas mujeres excepcionales con las que tuve la suerte de cruzarme en el camino, y de las que aprendí una gran lección. Dejar un mundo mejor a nuestras futuras generaciones es solo cuestión de voluntad. Seguía encontrandome muy flojo por la malaria que me había traído puesta desde el Congo aunque gracias a la medicación y los cuidados de mis dos nuevas madres noté…