Ciclista busca aparcamiento

Ciclista busca aparcamiento

Entraba poco a poco en el interior de este país que  tiene una superficie tan inmensa que en ella cabrían 17 Españas…

brasilespaña

…y cuando pretendía ubicar mi posición sobre el mapa de papel después de una larga jornada sobre la bicicleta me daba la impresión de que no avanzaba.

Me dirigía al estado de Mato Grosso, y durante la travesía pude disfrutar de pueblos que,  por lo de ahora, muestran su pasado colonial y mientras recorría caminando sus calles pude adivinar su historia  en cada calle, en cada casa, en cada edificio, en cada iglesia…

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A pesar de encontrarme en la misma latitud que en el estado de Bahía, y donde estaban en temporada seca, aquí estaban en mitad de la época de  lluvias, y gracias a ellas y a las tormentas el calor  me daba un respiro…

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Comprobé que los brasileños estaban siendo  increíblemente amables y hospitalarios y me encantaba disfrutar de esta agradable rutina.

Gente con poco me ofrecía todo…

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…pero una noche buscando un lugar donde acampar abandoné la carretera para adentrarme por un camino de tierra entre cultivos de soja y al final acabé metido en una granja.

Una de las personas encargadas de vigilarla, Éder, me advirtió que dentro del recinto no podría acampar, y  le pregunté que si podría acampar fuera, en el camino, escondido detrás de una maquina cosechadora y montar allí la tienda, que aunque estaba bastante cerca del asfalto quedaría lo suficientemente protegido como para que no me vieran los muchos coches que no dejaban de pasar por la carretera.

Éder no puso ningún inconveniente y además me ofreció utilizar el cuarto de baño de su casa de guardés dentro de la finca y donde, si quería, yo podría ducharme. Cuando terminé me reuní con él y su familia y pude ver los  últimos 10 minutos  del partido Barcelona-PSG en el que Neymar fue el artífice de la victoria del equipo culé en un partido de Champions.

Casi anocheciendo con Venus apareciendo el el cielo,cogí la cámara y fui a hacer una foto a una nube gigantesca que esa misma tarde había dejado una gran  tormenta y que no acababa de irse.

Era el momento del ocaso y en el cielo se reflejaban destellos de luz de colores vivos e intensos que provocaban los últimos rayos del sol que se colaban por el horizonte henchido de colorido.

Nunca dejará de sorprenderme  la rapidez, en estas latitudes, con la que se pone el sol y aparece la oscuridad; a la vez que he comprobado que no hay dos atardeceres iguales.

Un poco más tarde ,vestido con  solo con unos calzoncillos limpios que todavía olían a detergente, removía los macarrones que estaba cociendo socorrido con la luz de mi linterna, cuando vi como se acercaba un coche de la policía militar con las luces de emergencia encendidas y que se adentraba por el camino de tierra en el que yo estaba acampado, cerca de la entrada de la granja.

Pararon el coche a escasos metros delante de mí y encendieron los focos así alumbrándome para observarme bien. Vieron a un hombre semidesnudo  armado con una cuchara de madera en la mano,y  me advirtieron que no podía acampar en ese lugar.

Me pareció todo muy extraño ya que Éder me dijo donde podía montar la tienda y dejó que me duchase en su casa y que hacía no mucho,antes de cerrar la verja, se había acercado a darme  una botella de agua fría.

Sin alterarme ,deslumbrado por el foco del coche militar que me apuntaba,  yo en mis calzoncillos , escurrí el agua de los macarrones para que no se pasaran, y empecé a desmontar la tienda a la vez que les explicaba que de habérmelo dicho antes hubiera tenido tiempo de buscar otro lugar donde acampar. De todas formas entendía perfectamente que hubieran cambiado de opinión y de que pasaran a desconfiar de un extraño que estaba acampado en la puerta de su finca, ya que al fin y al cabo, no es una situación que se les suela dar a diario.

Era de noche y no me gustaba estar en Brasil con la bicicleta buscando un sitio para dormir, y  le comenté a la policía mis preocupaciones respecto a mi seguridad; entendieron mi inquietud y opinaban lo mismo que yo,a lo que se ofrecieron a llevarme de vuelta a la ciudad donde estaba el cuartel.

Con la bicicleta subida en la parte trasera del coche, me llevaron de vuelta 15 kilómetros por la misma carretera que esa misma tarde había recorrido y que me había dado muy malas sensaciones al pasar por una pequeña ciudad llena de camiones y de gente de paso.

Me informan que me dejarán en un lugar no muy lejos de la comisaría  donde podré  pasar la noche tranquilamente…

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…solo que debo  irme antes de las 7 , ya que a esa hora comienzan a llegar los obreros.

Charlando en el coche con los policías me comentaron que hacía pocos días unos ladrones habían asaltado una granja cercana y asesinado a dos de los trabajadores, y que “alguien de la granja” me había visto hacer unas fotos y eso había levantado sus sospechas.

Desde luego que “el delator” no se podría imaginar la foto que estaba haciendo…

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3 thoughts on “Ciclista busca aparcamiento

  1. Gracias por tus relatos, me permiten meterme en tu piel por unos instantes y vivir tus vivencias, algo que no podré hacer yo!

  2. bueno ..dentro del susto ..esos policias fueron buenos y el delator no fue el buen samaratinano q te ofreció baño y un momento de futbol ¡¡ preciosaaa foto ..pero ten mucho cuidado ¡¡¡ biquiñoos y buena ruta 😙😙😙😙

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